EN PELIGRO
¿Vamos a perder el café por el cambio climático?
Una enfermedad, provocada por un hongo que prospera con altas temperaturas, ha hecho perder hasta la mitad de la cosecha en algunos países.
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Cada día se consumen más de 2.500 millones de tazas de café a nivel global. Esto hace que sea la segunda bebida más consumida en el planeta, después del agua. No es extraño entonces que el café es una fuente principal de ingresos para más de 12 millones de hogares en África.
En España (y en todo el planeta), los precios del café se disparan por dos motivos muy precisos: los cambios de costumbre de China, que ha comenzado a cambiar el té por el café (y 1.300 millones de consumidores nuevos es mucho) y el cambio climático.
Una de las huellas del cambio climático en el café lleva décadas con nosotros: los repetidos brotes de la enfermedad del marchitamiento del café, provocada por el patógeno fúngico Fusarium xylarioides, han diezmado la producción de café en África oriental y central desde la década de 1920. En algunos países, esta enfermedad ha provocado unas pérdidas de hasta el 50%.
Los modelos climáticos muestran que la gravedad de la enfermedad del marchitamiento del café en las poblaciones de arábica y robusta se correlaciona con la temperatura: a mayor temperatura, más enfermedad, señalan los estudios.
Ahora, un equipo de científicos del Imperial College de Londres y la Universidad de Oxford, liderados por Lily Peck, han publicado un estudio en Plos Biology, en el que no solo analizan cómo los repetidos brotes de la enfermedad del marchitamiento del café amenazaron a las variedades arábica y robusta del café… sino lo que podemos esperar del futuro.
Los resultados, basados en marcadores de ADN y experimentos de cruce que señalan que F. xylarioides es un complejo de especies que contiene poblaciones distintas y específicas del huésped.
Esto significa que el patógeno se adapta a su huésped, sea el café arábica o el robusta, lo que contribuyó a los sucesivos brotes de la enfermedad. Para llegar a esta conclusión, el equipo de Peck comparó los genomas de 13 cepas históricas de F. xylarioides que abarcan seis décadas, para identificar el proceso evolutivo detrás de estos repetidos brotes de la enfermedad del marchitamiento del café.
"Para mejorar el manejo de enfermedades causadas por hongos patógenos como Fusarium xylarioides, es fundamental comprender su estructura genética y su potencial evolutivo – explica Peck -. Descubrimos que F. xylarioides comprendía al menos cuatro linajes distintos: uno específico de la huésped arábica, uno del robusta y dos linajes históricos aislados de varias especies de café. La presencia/ausencia de grandes regiones genómicas en estos linajes demostró que las transferencias horizontales de genes efectores, es decir, genes que son importantes para establecer una infección exitosa, contribuyeron a establecer la especificidad del huésped. Nuestros resultados respaldan la hipótesis de que las transferencias horizontales de genes contribuyeron a la aparición repetida de la enfermedad del marchitamiento del café".
Los resultados muestran potencialmente lo que está sucediendo de manera más amplia en relación con los hongos y les da a los científicos la posibilidad de seguir desarrollando estrategias para enfrentarse a esta plaga que, donde más prospera, es entre los 25 y los 30º.
A esto hay que sumarle que la enfermedad del café se puede ver incrementada por el intercambio de generes entre dos especies diferentes de Fusarium que se adaptan a su huésped y obtienen nueva información en el proceso… para ser más eficientes en su próxima "invasión".
El estudio sugiere que la transferencia de genes podría haber ocurrido en un "nicho compartido", ya que tanto F. xylarioides como la otra especie (F. oxysporum) son patógenos transmitidos por el suelo y han sido aislados de las raíces y la madera de árboles enfermos.
Comprender los mecanismos de transferencia y las especies implicadas podría ayudar a diseñar futuras estrategias de cultivo intercalado que minimicen el riesgo y reduzcan la posibilidad de que estos hongos prosperen en un clima que cada vez les favorece más.
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