INTELIGENCIA OCHENTERA
Este teléfono fijo de los años 80 ya era 'inteligente' gracias a un sistema de cartuchos
Sin que sus creadores cayeran en la cuenta, el Genesis Telesystem de la firma estadounidense AT&T acabó por convertirse en un precursor de los smartphones. Era un teléfono fijo que, más allá de avances como los botones planos o su pantalla LED, permitía a los usuarios aumentar sus funcionalidades por medio periféricos y cartuchos como los de las videoconsolas.

Publicidad
Los que crecimos en los ochenta y noventa aprendimos a asociar los cartuchos con las videoconsolas, con aquellos tiempos en los que dejábamos el 'Donkey Kong' descansando para huir del 'comecocos' o tratar de superar niveles con 'Super Mario'.
Sin embargo, hubo una empresa que aprovechó este mismo sistema para diseñar y fabricar el que podríamos considerar uno de los primeros teléfonos inteligentes que salieron al mercado. Eso sí, el concepto de smartphone de aquel entonces poco o nada tiene que ver con la concepción que tenemos hoy en día.
Fue la firma estadounidense American Bell la que, a comienzos de 1983, lanzó al mercado un teléfono fijo capaz de realizar acciones que no eran simplemente llamar o funcionar a modo de contestador. Lo bautizaron como Genesis Telesystem y su funcionamiento era bien sencillo: disponía de distintos cartuchos que, al insertarse en el terminal, permitían realizar ciertas funciones avanzadas.
Por ejemplo, había cartuchos que convertían el teléfono en una agenda que permitía al usuario recordar los cumpleaños de amigos y familiares, citas importantes y otros acontecimientos que no debían caer en el olvido. Todo ello en una época en la que, a la hora de promocionar el teléfono, la firma encargada de fabricarlo todavía utilizaba como aliciente que se pudiera ver en la pantalla el número al que se iba a llamar. A principios de los años '80, un calendario era todo un avance.
En aquel momento, un teléfono fijo de este tipo era considerado por muchos un artículo de lujo. Es más, así lo describía el propio Randall L. Tobias, un directivo de American Bell que admitía que el Genesis Telesystem había sido concebido para “consumidores de lujo y pequeñas empresas”. No todo el mundo podía permitirse pagar los 350 dólares de aquella época que costaba, un precio similar al de algunos smartphones actuales de gama media.
Por si fuera poco, a ese importe había que sumar el coste de cada uno de los cartuchos que el usuario decidiera adquirir. En un primer momento se lanzaron tres funcionalidades, y para hacerse con ellas podían llegarse a pagar 49,49 dólares (unos 28 euros de hoy en día).
Por un lado, estaba el que te permitía desviar llamadas. Por otro, el que llamaba de forma ininterrumpida a un número de teléfono que pudiera estar ocupado hasta que nos atendiesen. Por último, otro que facilitaba al usuario controlar las actividades que se hacían con el terminal (por ejemplo, cuántas llamadas a otros países se realizaban).
Con este nuevo sistema, la operadora de telecomunicaciones evitaba que sus empleados tuvieran que atender ciertas peticiones sencillas de sus clientes, ya que el 'software' que se añadía al dispositivo a través del cartucho era capaz de cumplir funciones que hasta entonces requerían su intervención.
Como es lógico, muchas de las características de aquel Genesis Telesystem con el que American Bell quería despuntar en la industria tecnológica han quedado totalmente desfasadas, pero otras son tan habituales en nuestro día a día que en ciertas ocasiones no sabemos ni cómo llegar a ellas en nuestro smartphone. Funcionalidades como una agenda de teléfonos o un cronómetro que nos permita saber cuánto duran las llamadas eran totalmente punteras en aquel prematuro teléfono 'inteligente' de comienzos de los años '80, aunque ahora ya no lo sean
Si cuando presentaron aquel Genesis en el CES de Las Vegas de 1983 alguien le hubiera dicho a los responsables de American Bell que apenas veinte años después no solamente desaparecerían los cables y se impondrían los teléfonos móviles, sino que serían aún más pequeños y las funcionalidades se multiplicarían, no habrían dado crédito.
Publicidad