HUELE A UN CONTROL TOTAL CASI ORWELLIANO
Patente polémica de Amazon: una pulsera para vigilar el movimiento de sus trabajadores
Amazon ha obtenido una patente para crear una pulsera que mediante ultrasonido permita determinar la localización de sus trabajadores en sus almacenes, así como los movimientos de sus manos. La teoría es que servirá para aumentar la eficiencia. En la práctica podría ser una puesta en escena orwelliana.
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Amazon es una compañía obsesionada con la eficiencia. Es normal porque que a su escala, cualquier mejora en logística o almacenamiento puede suponer una pila de millones de dólares. Y la última patente que se ha asegurado la compañía de Jeff Bezos también va encaminada a lograr esa eficiencia óptima.
El nuevo sistema de Amazon –aún solo es una patente, así que dista de ser una tecnología real, probablemente ni siquiera como prototipo– se basa en una pulsera, que llevarían los trabajadores de sus almacenes. El dispositivo se comunicaría mediante ultrasonido con una red de puntos receptores y emisores de señal, repartidos a lo largo de las instalaciones.
La utilidad de este sistema estaría en conducir más rápidamente a los trabajadores al lugar donde se encuentra la mercancía que hay que recoger. La compañía argumenta que se pierde mucho tiempo mientras los empleados buscan un objeto entre los interminables pasillos y las hileras de estantes homogéneos.
Así que la pulsera le indicará mediante vibración háptica al empleado hacia dónde tiene que dirigirse para obtener el siguiente producto. Una vez delante de la estantería también le conducirá hacia el lugar específico donde se encuentra su objetivo.
El sistema, como no podía ser de otra forma, está centralizado bajo un módulo de gestión. Este monitoriza la localización de las pulseras, así como los movimientos de las manos de los trabajadores. Con estos mimbres es inevitable acordarse del Gran Hermano de 1984, la novela de George Orwell.
En el libro, el Gran Hermano es un misterio. No se sabe si es una persona, otra entidad o una invención. Pero impera la sensación de que lo controla todo. Podría estar observando por las omnipresentes telepantallas o no. Pero los ciudadanos no pueden librarse de esa inquietud. ¿Y si estuviera mirando? ¿Y si me viera mientras incumplo las reglas?
Evidentemente la patente de Amazon no dice que esta se oriente a la vigilancia. Pero lo cierto es que para su funcionamiento, el dispositivo tiene que reunir datos sensibles sobre sus usuarios. El registro de su localización y los movimientos de sus manos son suficientes para, si se quiere, trazar un análisis sobre el rendimiento de estos trabajadores.
Amazon no tiene por qué utilizarlo así. Pero la sola implantación del método podría sembrar la inquietud entre los empleados, de igual manera que los ciudadanos de 1984 vivían bajo la sombra de una posible vigilancia. La reputación de la compañía de Jeff Bezos tampoco ayuda.
Cada cierto tiempo aparecen informaciones relativas a largas jornadas en los almacenes de Amazon y duras condiciones de trabajo.
La sensación que ha causado esta patente ha sido tal que en Italia, algunos miembros del propio gobierno se han pronunciado en su contra. El ministro de Desarrollo Económico, Carlo Calenda, se ha reunido con representantes de Amazon para advertirles que el país no tolerará una monitorización así a unos trabajadores, además de hacerles ver “que las únicas pulseras que se hacen en Italia son las de las joyerías”.
Por el momento solo se trata de una patente y está destinada a uso interno. Aunque si el método se pone en práctica con éxito nada impediría a Amazon comercializarlo para su uso en almacenes de terceros. Después de todo ha hecho lo mismo con su oferta de servicios en la nube, en principio un proyecto interno que ha terminado por venderse en el mercado.
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