EL GADGET CON IA MÁS PROMETEDOR

El Rabbit R1 fue la sensación del CES, y hoy lo usan apenas un puñado de sus compradores

El CEO de Rabbit ha desvelado el número de usuarios que siguen utilizando a diario su dispositivo, y es algo bastante decepcionante.

Rabbit R1

Rabbit R1Rabbit

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A comienzos de este año os contábamos que si un dispositivo había atraído todas las miradas en el CES de Las Vegas ese había sido sin duda el Rabbit R1. Muchos nos vimos atraídos por el influjo de este dispositivo, de tamaño ultra compacto, diseño atractivo y un llamativo color naranja. La IA era el verdadero reclamo de este gadget que venía a sustituir al smartphone. Pero nada más lejos de la realidad, 9 meses después, sus creadores se han topado con la cruda realidad, y se han dado cuenta de que al menos por el momento muy pocos de los que lo compraron lo siguen utilizando.

Apenas un 5% de usuarios lo utiliza a diario

Aunque en castellano tenemos una frase perfecta para describir esto, como son las altas expectativas, en inglés hay un vocablo que resume muy bien todo esto. Hablamos del Hype alrededor de productos y servicios de todo tipo, que pintan muy bien, ofrecen fabulosas funciones, y después se deshinchan a gran velocidad. Eso es lo que ha pasado precisamente con el Rabbit R1. Y es que, en un arranque de sinceridad, el máximo responsable de esta compañía ha desvelado cuántos usuarios utilizan de verdad este dispositivo a diario.

Jesse Lyu es el CEO de Rabbit, y ha confesado que de los 100.000 R1 que vendieron al calor del CES y la campaña de reservas, hoy apenas siguen utilizando este dispositivo unos 5.000 usuarios. Obviamente no hablamos de uno o dos, pero son cifras que en términos absolutos a nivel mundial podríamos decir que son anecdóticas. Así que sin duda es uno de los mejores ejemplos de cómo el Hype puede llevar a muchos consumidores a hacerse con un dispositivo por las altas expectativas puestas en él.

En este caso había motivos para ese Hype, porque la realidad es que el dispositivo lo reunía todo para ser una bomba a nivel comercial. Un diseño bonito, un color llamativo, la posibilidad de introducir una SIM para que hiciera labores de teléfono móvil, y para rematar un precio demoledor. De hecho, en los primeros días de reserva, lo podías recibir en España por unos 200 o 220 euros, sin duda un precio muy ajustado para lo que suele costar un teléfono.

Pero todo eso se vino abajo al llegar las primeras unidades a sus compradores. Y no porque la experiencia de uso fuera mala, sino porque aquellos con más conocimientos escrutaron las tripas de la máquina hasta descubrir el truco de este dispositivo. Y es que el tan cacareado sistema operativo RabbitOS no era algo como tal, sino una simple app que se ejecutaba sobre Android, pero con una interfaz que daba a entender que se trataba de un sistema independiente.

Pero seguramente esta no haya sido la principal razón detrás de este fiasco. Y es que es el dispositivo en si y su concepto el que parece que ha fallado en este caso, y en el de Humane PIN también. Porque lo que se demuestra es que estos dispositivos no hacen algo diferente de lo que pueda ofrecernos un móvil, incluso barato, con la app de ChatGPT o Gemini instalada. Y si eso es así, no tiene mucho sentido contar con uno de estos dispositivos.

Lo tendría si estos estuvieran bien pulidos, y mantuvieran el precio ajustado para complementar nuestro smartphone. De todas formas, Rabbit espera animar las ventas de sus dispositivos con una nueva actualización que promete mejorar mucho la experiencia de uso, desde luego falta le hace para justificar su compra, y sobre todo que esos 95.000 usuarios inactivos vuelvan a utilizar su Rabbit.

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