Existe la posibilidad de llevar el juego y sus riesgos al mundo físico
¿Juegas a Pokémon GO? ¡Cuidado! El juego advierte a los usuarios de lo que no se hace responsable
Hace unos días, dos personas se despeñaron por una colina, supuestamente, jugando a la caza del PokemonGO, una aplicación interactiva que está causando furor en muchas partes del mundo y que ya está en España ¿Cuáles podrían ser las consecuencias ocasionadas por una aplicación que sitúa muñecos virtuales para que los “caces” en cualquier lugar del globo, sea el sitio que sea?
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Ir a la caza del pokémon, implica, lo primero registrarte como jugador y vincular una cuenta de Google. Lo intenté a través de cuentas de otros servidores de correo web gratuito como Outlook pero no hubo manera.
Uno de los motivos puede ser que debas activar el GPS para indicar tu posicionamiento, a parte de la cámara y los gráficos 3D y por tanto, Google Street View es necesario para que la aplicación te posicione sobre el espacio. Otra, puede ser que Google participa en la administración de esta aplicación y por tanto, al sincronizar tu cuenta, sea una de Gmail y todos los datos asociada a ella.
Ten en cuenta que el uso de esta aplicación utiliza ubicaciones reales para “animar al jugador” a que “salga a explorar a lo largo y ancho del mundo”. Es decir, que antes, mientras los riesgos de una aplicación quedaban dentro de la propia app, ahora existe la posibilidad de llevar el juego y sus riesgos al mundo físico.
Cuando el jardín de tu casa se convierte en un gimnasio de Pokémon y en allanamiento de morada
Son los propios desarrolladores de la aplicación a través de un algoritmo matemático quienes deciden dónde colocar las criaturas y las Poképaradas donde un jugador puede conseguir utilidades para aumentar sus capacidades y “poderes”. Es decir, nada impide que aparezcan en un jardín de un domicilio o propiedad privada de una persona física, donde no está permitido el acceso a terceros (ya ha pasado en Estados Unidos). No obstante, el juego prohíbe acceder a lugares ajenos (obvio), pero si ocurre, es responsabilidad del propio jugador. Que un juego sitúe un objetivo potencial de forma indiscriminada en cualquier parte del globo, no quiere decir que se permita el acceso.
En España y según nuestro Código Penal, que un particular acceda a una morada ajena sin consentimiento de la voluntad del morador constituye un delito de allanamiento de morada. Hasta ahora, este delito era de extraña aplicación ya que el hecho de que alguien entre en una casa ajena sin consentimiento queda subsumido por la pena del delito posterior: robo con fuerza, robo con violencia, agresión sexual, homicidio. Es decir, allanar era el medio para cometer otro delito. Pero ahora ¿Cuál será el delito posterior? ¿Capturar pokemons? Veremos qué es lo que pasa con esto. Mucho ojo con invadir lugares privados porque el motivo no te va a eximir de ser autor de un allanamiento de morada.
Ojo con los depredadores sexuales
Por otra parte, si la tecnología ha facilitado la vida, en lo que a ciberdelincuentes se refiere, es a los depredadores sexuales y su sistema para conseguir víctimas, sobre todo menores. Antaño, utilizaban los chats privados. Actualmente, utilizan las redes sociales con perfiles falsos como señuelo gracias a que éstas no llevan a cabo verificaciones de identidad durante los procesos de registro. Estos depredadores usan fotos de otros menores obtenidas sin permiso y se hacen pasar por otros de semejante edad para ganarse su confianza y después tratar de quedar con ellos con fines sexuales. La recompensa que ofrecen a los menores a cambio de quedar son dinero, móviles, juegos, etc.
Que ahora una aplicación permita crear lazos familiares con cualquier desconocido dentro del desarrollo del propio juego, hará que cualquiera con fines no lúdicos pueda crear señuelos bajo la excusa de avisar “que existen criaturas o poderes” en ciertos lugares y atraerlos hacia ellos. También, más de alguno andará ya estudiando posibles lugares comunes de encuentro donde encontrar víctimas, como esos gimnasios de Pokémons y tomar nota de sus ubicaciones. Solo tienen que esperar en los alrededores.
Por eso, cuidado con los menores
Como comentaba la semana pasada, los padres deben estar pendientes de sus hijos; y más con este juego. La edad mínima de participación, al igual que en Snapchat, es de 13 años, por tanto, necesitan el consentimiento de los padres para poder aceptar las Condiciones de Uso y poder jugar. Si la propia aplicación detecta que alguno de sus usuarios no cumple sus requisitos, les cancelarán la cuenta. No obstante, cuidado con ese sutil aviso porque PokemonGo no hace ningún tipo de comprobación ni verificación de edad, tal y como pude comprobar cuando llevé a cabo el proceso de registro.
Cargos en la cuenta bancaria
Igualmente, la aplicación ofrece al jugador la posibilidad de comprar funcionalidades que le permitan ir adquiriendo privilegios y poderes. Por tanto, atentos a cargos inesperados. Es recomendable que se establezcan restricciones o sistemas de alarma en el propio dispositivo o el sistema operativo en el caso de que se realicen compras en Apple Store o Google Play o dentro la propia aplicación de PokémonGO.
A parte de recomendarte que leas el artículo de @Jorge_Morell para que te pongas al día sobre las Condiciones de Uso de esta aplicación, en todo caso, PokémonGo no es un juego que se deba dejar en manos de un niño sin supervisión. Si lo dicen los mismos desarrolladores, por algo será.
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