VÍDEOBLOG TECNOXPLORA | MAR ABAD
Este gusano no es un virus, es el primer animal digital que vive en un ordenador
Los tecnólogos llevan años hablando de los logros y los peligros de la inteligencia artificial. De ese mundo futuro en el que los humanos vivirán con máquinas que serán prácticamente humanas. Pero ese día queda aún muy lejos y algunos se impacientan. Tanto que piensan que, en vez de esperar, es mejor ir creando una forma de vida artificial mucho más sencilla, como, por ejemplo, la de un gusano.
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La idea surgió un día en que Stevens Larson estaba viendo un capítulo de Star Trek. En ese episodio aparecía un humano nacido de la inteligencia artificial. El experto en neurociencia computacional pensó que aquella escena quedaba aún muy lejos pero el camino se podía acortar creando una forma de vida mucho más básica.
Esa vida primitiva podría ser la de un gusano. Y, específicamfente, la del caenorhabditis elegans. El cerebro de este animal es el más básico conocido y su genoma ya ha sido completamente secuenciado. Por eso el nematodo resulta perfecto para experimentar con él.
Este gusano nada tiene que ver con los virus del ordenador. El objetivo del animal digital es que se convierta en un avatar en 3D que viva exactamente igual que lo hace un gusano en la naturaleza.
La diferencia es que este animal vivirá siempre dentro de la computadora donde lo hayan descargado e irá evolucionando en función de los desarrollos de OpenWorm, la comunidad de ciencia abierta que lo está creando.
El animal virtual reproduce con exactitud los comportamientos de alimentación, movimiento, reproducción y comportamiento social del gusano biológico. Y es así para que los investigadores puedan experimentar en su cuerpo igual que lo hacen con el gusano real en busca de nuevos datos sobre genética o entender por qué se producen ciertas enfermedades.
Pero hay algo que, según OpenWorm, hace más deseable al gusano virtual que al real. En las investigaciones virtuales no se producen daños colaterales. Ningún gusano biológico estará preso en un laboratorio ni tendrá que soportar el pinchazo de un investigador.
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