¿LA ÚLTIMA SIN VAR?
Final de la Champions 2017: así funciona la tecnología del videoarbitraje deportivo
Aunque la UEFA no contempla de momento la implantación del videoarbitraje (VAR), la tendencia parece irreversible. La final de la Champions League 2017 entre la Juventus y el Real Madrid, que será retransmitida en directo por Atresmedia, podría ser una de las últimas en las que no actúa este sistema de asistencia al árbitro.
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En diciembre del pasado año, la FIFA prendió la mecha cuando probó el videoarbitraje en un partido del Mundial de Clubes con resultado desigual. Durante un partido entre el equipo japonés Kashima Antlers y el colombiano Atlético Nacional se decretó acertadamente un penalti, aunque no hizo lo propio con un fuera de juego.
Técnicamente estaba todo correcto, el problema era la interpretación del reglamento. El jugador que cometió penalti lo hizo pensando que su rival dispararía a puerta desde una posición inmejorable, pero esta posición la había ganado porque estaba en fuera de juego.
Es decir, que el videoarbitraje no asegura una justicia imparcial y libre de polémica. Sin embargo, la FIFA opina que estos sistemas avanzan a buen ritmo y estima que el Mundial de 2018 contará con VAR (siglas de 'Video Assistant Referee').
La UEFA, organizadora de la Champions League, no comparte su entusiasmo. A raíz de la polémica en el Mundial de Clubes, su presidente, Alexander Ceferin, aseguró que por ahora ve al sistema como un experimento. Pero la tecnología parece ganar adeptos poco a poco –en un amistoso entre España y Francia resolvió acertadamente dos decisiones importantes– y a los organizadores de las competiciones europeas les será difícil ignorarla.
Así, la final de la Champions que enfrenta a la Juventus y al Real Madrid, que será retransmitida en directo por Atresmedia, podría ser una de las últimas que no haga uso del videoarbitraje... aunque aún quedan asperezas que limar y la prueba de fuego del Mundial 2018 para convencer a la UEFA.
Cómo funciona el VAR
Al fin y al cabo el videoarbitraje no es otra cosa que una serie de asistentes dentro de una cabina, en el estadio, que ven el partido desde pantallas de televisión. Pueden parar, rebobinar, volver a ver las jugadas. Y, evidentemente, tener más argumentos para tomar una decisión arbitral.
El procedimiento para usar el VAR es sencillo: el árbitro puede pedir asistencia para decidir sobre una jugada, pero también pueden ser los técnicos detrás de las pantallas los que avisen al colegiado –a través de auriculares– de que las cosas no están claras. Ahí es cuando el árbitro tiene que decidir si confía en sus asistentes técnicos o quiere comprobarlo por sí mismo. En ese caso se acerca a la banda, desde donde accede a una pantalla que repite la jugada.
Aunque la FIFA señala que el VAR está diseñado para interrumpir lo menos posible el desarrollo del juego. Aunque lo cierto es que hasta que el árbitro revisa la jugada podrían pasar unos dos minutos. Un tiempo en el los jugadores permanecen parados, expectantes.
La clave está en que esto no significa que cada cinco minutos tenga que pararse el partido, ya que el VAR sólo se utilizará en jugadas clave estipuladas por la FIFA: penaltis, goles, tarjetas rojas y cuando hay confusión entre la identidad de los jugadores.
Así, el VAR ayudará a saber si efectivamente ha sido penalti o no, si en un gol se ha cometido alguna infracción o si una acción es merecedora de tarjeta roja. El cuarto caso se refiere, por ejemplo, a esas jugadas en las que no se sabe si la falta la ha cometido uno u otro jugador.
La asistencia tecnológica a los árbitros se utiliza desde hace tiempo en otros deportes sin que su introducción supusiera un drama. El tenis es tal vez el ejemplo más conocido: los jugadores pueden pedir el denominado ‘ojo de halcón’, que define mediante un mapeado digital si la bola ha tocado la línea. Cada rival tiene derecho a tres ojos de halcón por cada set.
En baloncesto, en cambio, sí existe el videoarbitraje como tal. Dependiendo de la competición, los árbitros pueden usarla más o menos, siempre para decantar jugadas dudosas de forma que el VAR dictaminará si un tiro ha sido de dos o de tres puntos y resolverá fueras de banda o faltas.
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