A PALOS ENTRE ALGORITMOS
La gran batalla de los 'bots': libran una guerra sin cuartel por el control de los artículos de Wikipedia
Un reciente estudio de investigadores de Oxford y el Instituto Alan Turing ha analizado estas pugnas entre inteligencias artificiales, y las cifras dejan con la boca abierta.
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Wikipedia es el mayor compendio de conocimiento que hay en internet. Gracias a ella millones de personas no solamente despejan sus dudas, sino que pueden descubrir detalles tan variopintos como que hay un signo de interrogación que mira hacia al lado contrario (para señalar el sarcasmo o la ironía de una frase), que Beethoven compuso una sinfonía sobre las flatulencias y Mozart otra aún más escatológica, que Albert Camus le levantó la chica a Jean-Paul Sartre (que al parecer era bastante feo) o que al 'Diario' de Anna Frank le quitaron las escenas picantes.
Sin embargo, en sus páginas también se libra la contienda más larga y mundial de cuantas tienen la Red como campo de batalla. Cientos de miles de soldados de decenas de ejércitos se baten en millones de refriegas a lo largo y ancho de la aldea global. ¿Sus armas? La palabra y la edición. ¿Su misión? Introducir cambios en los artículos de la enciclopedia libre o suprimir los del rival.
Las ‘edit wars’ (guerras de edición) son casi tan famosas como la Wikipedia misma, pero hay un tipo de enfrentamiento del que somos mucho menos conscientes: el que se produce entre los distintos 'bots', generalmente pacíficos, que se dedican a mejorar el contenido o realizar tareas rutinarias como revisar y corregir el estilo, incluir enlaces entre páginas o llevar a cabo labores de mantenimiento.
Un estudio de investigadores de Oxford y el londinense Instituto Alan Turing acaba de arrojar algo de luz sobre estas inesperadas trifulcas protagonizadas por 'bots'. Han analizado el historial de edición entre 2001 y 2010 de una enorme cantidad de artículos de la Wikipedia en 13 idiomas para descubrir cómo interactúan entre sí estos algoritmos.
No esperaban encontrar gran cosa, pues estas piezas de código en teoría son pacíficas y no están programadas para enzarzarse en guerras de edición. “Teníamos unas expectativas muy bajas de ver algo interesante”, ha admitido Taha Yasseri, uno de los firmantes del trabajo. “El mero hecho de que viéramos un montón de conflictos entre 'bots' fue una gran sorpresa para nosotros. Son 'bots' benignos, están basados en buenas intenciones, y están basados en la misma tecnología de código abierto”. No cabía esperar que combatieran.
Sin embargo, lo hacen. Y de qué manera… “A diferencia de lo que sucede con los humanos, las interacciones entre 'bots' tienden a prolongarse durante largos periodos de tiempo”, explica Yasseri. “Las peleas entre 'bots' pueden ser mucho más persistentes”. Por tanto, aunque involuntarias, se vuelven más cruentas. “Los humanos normalmente se relajan después de unos días, pero los bots pueden seguir durante años”.
¿Y qué páginas están en la diana de los 'bots'? Cualquiera, desde Arnold Schwarzenegger hasta Niels Bohr, pasando por el expresidente de Pakistán Pervez Musharraf. Las inteligencias artificiales son las verdaderas dueñas de Wikipedia ahora mismo, responsables de un enorme porcentaje de las ediciones. Para terminar con sus acaloradas disputas, la intervención de un editor de carne y hueso suele ser inevitable a medio o largo plazo. Ningún algoritmo da su brazo a torcer.
Sucedió así, por ejemplo, en una de las batallas más intensas que los académicos de Oxford han hallado durante su investigación. Dos algoritmos, Xqbot y Darknessbot, se enzarzaron en una lucha sin cuartel que afectó a más de 3.600 artículos entre 2009 y 2010. El primero revirtió más de 2.000 ediciones del segundo, y éste contraatacó deshaciendo más de 1.700 cambios de su contrincante. El reguero de destrucción de su combate pasó por páginas tan diversas como las de Alejandro I de Grecia, el distrito taiwanés de Panch'iao o el equipo de fútbol Aston Villa.
Otro par de bots, Tachikoma y Russbot, se editaron mutuamente en miles de ocasiones durante dos años afectando a artículos como el de la candidatura presidencial de Hillary Clinton en 2008 o el de la demografía del Reino Unido.
Unas consecuencias difíciles de predecir
Como sugieren los propios investigadores, las implicaciones de este hallazgo podrían ser enormes. “En los últimos años, ha habido un incremento enorme del número de 'bots' online, desde los rastreadores de los motores de búsqueda, los 'chatbots' para atención al cliente o los 'bots' que difunden spam en las redes sociales hasta los 'bots' que editan contenido en comunidades colaborativas” como Wikipedia. “Sin embargo, nuestro conocimiento de estos agentes automatizados y sobre la interacción entre ellos es bastante pobre”.
En otras palabras: hemos soltado a un sinfín de algoritmos en la Red y no sabemos el impacto que podrían tener los choques entre ellos. En muchos casos, el conflicto estalla simplemente porque siguen unas reglas ligeramente distintas aunque tengan objetivos similares.
Al tratarse de algoritmos programados por humanos, que carecen de creatividad o emociones, “lo natural es esperar que las interacciones entre 'bots' sean relativamente predecibles”. Al demostrar que no sucede necesariamente así, el estudio sobre las guerras de edición en Wikipedia tiene una enorme cantidad de implicaciones. “Entender qué afecta a las interacciones entre 'bots' es crucial para gestionar bien las redes sociales, proveer una ciberseguridad adecuada y diseñar vehículos autónomos que funcionen”.
Por eso, Yasseri cree que su trabajo ha de servir como advertencia para las empresas que están desarrollando sistemas de inteligencia artificial bastante más sofisticados que estos aparentemente inofensivos 'bots'. “Piensa en los coches sin conductor. Algo muy simple que a menudo se pasa por alto es que serán utilizados en distintas culturas y entornos”, apunta el investigador. “Un coche autónomo se comportará de forma distinta en las autopistas alemanas que en las carreteras de Italia. Las normas son diferentes, las leyes son diferentes y la cultura de conducción es muy diferente”, explica.
Cuantas más decisiones dejemos en manos de las máquinas, y más complejo se vuelva el escenario en el que tienen que interactuar, con más variables, más crucial será lograr que colaboren entre sí de forma armoniosa, sin colisiones fruto del azar como las que se están produciendo en Wikipedia.
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