IDENTIFICACIÓN DE ROSTROS
¿Es posible un reconocimiento facial para identificar a encapuchados?
En poco tiempo será posible identificar a asaltantes que se cubran parte del rostro utilizando el reconocimiento facial.
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Una escena muy común en muchos asaltos es el de que las cámaras de seguridad capten a gente con la cara tapada, con máscaras o prendas, para ocultar su identidad y ponérselo más difícil a las fuerzas de seguridad en su identificación.
El reconocimiento facial está logrando pasos enormes en la tecnología de uso diario (véase el caso del reciente iPhone X), pero también para uso policial e incluso con algunas aplicaciones un tanto peligrosas como poder reconocer a cualquiera con una simple imagen suya.
Pero los investigadores quieren ir más allá y poder identificar la cara que se puede esconder detrás de un pasamontañas o una máscara.
Un equipo de la Universidad de Cambridge y el Instituto Nacional de Tecnología de India ha dado el primer paso para esto y ha utilizado la inteligencia artificial para analizar un gran número de imágenes de personas disfrazadas e intentar identificar los rostros con un nivel bastante alto de fiabilidad.
Los autores del estudio usaron para ello técnicas de aprendizaje profundo ('deep learning'), es decir, un conjunto de algoritmos de aprendizaje automático. Con ellos establecieron 14 áreas clave de la cara, sobre todo zonas alrededor de los ojos, la punta de la nariz, las esquinas de la boca y las comisuras de los labios.
Con ello establecieron 'estructuras netas' de una cara que los algoritmos se encargan de analizar: serían puntos claves del rostro para identificar a una persona, incluso cuando lleva encima gorras, bufandas y otros elementos que puedan tapar parcialmente la cara. El funcionamiento es relativamente sencillo: analiza la distancia entre esos 14 puntos clave y, de esa forma, reconoce el rostro.
Los resultados todavía están lejos de ser satisfactorios, porque el sistema funcionó entre el 43 y el 56% de los casos, por lo que algunos especialistas han criticado que el sistema que han utilizado no es muy concluyente.
Los autores se defienden de las dudas y afirman que es un primer paso y que la precisión en el reconocimiento facial se puede mejorar con el tiempo y aportaciones futuras.
Aunque aún les queda una crítica más, muy común en este tipo de avances: ¿y si los gobiernos de países con regímenes autoritarios lo usaran para acallar disidentes o manifestantes que quieren permanecer en el anonimato por miedo a represalias?
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