Móviles
Los fabricantes podrían verse obligados a limitar potencia de la carga inalámbrica, ¿por qué?
Parece que ciertas velocidades de carga podían interferir negativamente en otras ondas
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La carga rápida de los teléfonos está alcanzando velocidades nunca vistas en el mercado. Todo ello gracias a la gran potencia que están alcanzando estos sistemas de carga. No hay más que ver cómo Xiaomi tiene ya en el mercado, o al menos a punto de llegar, tecnologías de carga con cable de hasta 200W, que pueden cargar el teléfono en apenas 8 minutos. Mientras que en la carga inalámbrica existen ya estándares de hasta 120W, que permitirán cargar un teléfono sin cables en solo 15 minutos. Hasta este punto ha llegado la carga rápida, aunque hoy en día, en el mercado, lo más que vemos en la mayoría de móviles es la carga de 65W o 70W, que puede cargar un teléfono en apenas 35 minutos. Pero la realidad es que alrededor de estas cargas tan rápidas siempre ha existido cierto temor a las consecuencias que pueda tener esta sobre la seguridad, no solo de los dispositivos, sino de los consumidores.
Limitaciones en China
Como sabéis, los principales fabricantes de móviles que cuentan ya con cargas inalámbricas de móviles ultra rápidas son chinos, y las autoridades de aquel país están viendo con cierta inquietud el rápido crecimiento de esta tecnología de carga sin cables. De hecho las informaciones que llegan desde China apuntan a que se podría limitar la velocidad máxima de carga sin cables a una potencia de 50W. Esto sería menos de la mitad de la potencia que pueden alcanzar las nuevas cargas inalámbricas de estos dispositivos.
Parece ser que las reticencias de las autoridades tienen que ver con las interferencias que podrían generar este tipo de cargadores inalámbricos a potencias tan altas. Parece que las ondas de radio pueden verse seriamente afectadas si se convierte en algo habitual cargar un móvil con esta potencia. Algo que evidentemente podría ser un freno para esta tecnología, ya que incluso permitiéndose fuera de China, podría llegar a no ser rentable para los fabricantes implementarla. Salvo que alguna mejora en esta tecnología permita evitar este tipo de prohibiciones.
Ahora mismo tanto Xiaomi como OPPO son los líderes indiscutibles cuando hablamos de cargas rápidas. Para hacernos una idea, un móvil de gama media Premium, que puede costar 400 euros, ofrece en algunas de estas marcas cargas con cable de 65W, cuando la de los iPhone 12 Pro Max, que cuestan más de mil euros, solo llegan a los 20W. Por tanto es evidente que en esta carrera por la carga rápida los chinos llevan la delantera por completo. La carga rápida siempre ha estado rodeada de cierta polémica, por los daños que a la larga puede producir en los teléfonos móviles. De hecho hace solo unos días Xiaomi desvelaba que su carga de 200W podía reducir en dos años la capacidad de la batería a un 80% de la inicial.
O podemos entender cómo otras marcas van con más tiento en todo lo relacionado con la carga de la batería, como Samsung, de la que conocemos aquel grave problema con el Note 7 que provocó su retirada del mercado. De ahí que ahora primen la seguridad de la carga sobre la velocidad. Algo que también podría estar detrás de las limitaciones a la velocidad de carga por parte de las autoridades chinas.
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