VIDEOBLOG CON MAR ABAD
Los jóvenes no se separan del móvil ni para besarse
El smartphone es el foco de atención. Ahí gira la conversación y ahí está todo lo que les une: sus fotos, sus juegos, sus conciertos, sus mitos y hasta sus viajes por el mundo. El móvil se ha convertido en un escudo de seguridad. Es más fácil enviar fotos que mirarse directamente a los ojos.
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El móvil es el centro de la conversación y hasta de las citas. En Asia, es fácil encontrar a un grupo de amigos juntos, en silencio, mirando cada uno a su móvil. Incluso a parejas abrazadas pendientes únicamente de sus pantallas.
También les resulta más sencillo escribir un mensaje que hablar por teléfono. A muchos adolescentes les producen ansiedad las conversaciones en tiempo real porque no pueden tomarse todo el tiempo que quieran para pensar, editar y añadir emoticonos a sus respuestas.
En Asia, a menudo, se habla más de ‘adicción’ al smartphone que de ‘uso’.
En Japón, concretamente el 96% de los estudiantes de secundaria tienen móvil. Las chicas pasan una media de 7 horas al día con su terminal y, de ellas, el 10% lo usa hasta 15 horas cada día, es decir, siempre que están despiertas, según un estudio de Digital Arts.
En Corea del Sur, el 72% de los niños entre 11 y 12 años tiene un celular y lo usan un promedio de 5,4 horas al día.
El enganche al móvil es tan grande que desde hace un tiempo se habla ya de ‘nomofobia’: el pánico a estar sin móvil. Es esa sensación de angustia que se produce cuando el celular se queda sin batería. Quizá tú también la conozcas.
La adicción a internet es tan alta en Asia que Taiwán ha prohibido que los niños menores de 2 años usen móviles o tabletas. Los menores de 18 años solo los pueden utilizar ‘un tiempo razonable’. Y si abusan, sus padres tendrán que pagar una multa de unos 1.500 euros.
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