EL ‘DOBLE’ DE PANTALLA
Las tripas de un ‘foldable’: así funcionarán el de Samsung y otros móviles plegables
Más allá de las propias pantallas flexibles, que existen desde hace décadas, hay otros retos que los fabricantes han tenido que resolver para poder sacar al mercado estos dispositivos que son al mismo tiempo móviles y tabletas.
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Aunque solo lo han podido ver a puerta cerrada un puñado de elegidos, seguramente lo más interesante y revolucionario del CES, la gran feria tecnológica que se celebró la semana pasada en Las Vegas, fuera el flamante ‘smartphone’ plegable de Samsung, conocido a falta de un nombre oficial como Galaxy X, Galaxy F o incluso Galaxy Fold.
No fue el único ‘smartphone’ con pantalla flexible que se dejó caer por el evento. Una desconocida marca china ha sido la primera en poner en el mercado su apuesta por esta tecnología, aunque su Royole FlexPai ha defraudado tanto por lo chapucero (roturas, infinidad de fallos en el ‘software’...) como ha sorprendido por lo novedoso. Se espera mucho más de los coreanos, aunque hasta ahora solo hemos podido echar un rápido y oscuro vistazo a su dispositivo, que fue mostrado en septiembre oculto en una fea carcasa y con enorme secretismo.
Lo que sí sabemos es que los ‘foldables’, son como tabletas pequeñas que se pliegan, o se cierran como un libro, para adoptar la forma y el tamaño de un ‘smartphone’ (o al revés). Es el siguiente paso en la carrera de los fabricantes por ofrecer pantallas cada vez más grandes, que nos permitan disfrutar al máximo de series o películas en cualquier parte. Primero desaparecieron los bordes, ahora con las pantallas perforadas están eliminando las franjas de la parte superior (el famoso ‘notch’) y lo siguiente, porque ya no parece quedar otra, son esas pantallas más grandes que se doblan para caber en el bolsillo. La evolución parece lógica. Entonces, ¿por qué aún no los estamos viendo en las tiendas?
No es que no tuviéramos pantallas flexibles, pues hace más de una década que empezaron a salir de los laboratorios. Los principales fabricantes de OLED flexibles son LG, que ha vuelto a sorprender en el CES con su ya célebre televisión que se enrolla, y la propia Samsung, que lleva trabajando en ello al menos desde 2011 y ya ha ido deslizando en sus ‘smartphones’ algunos de los frutos de su esfuerzo, como la pantalla curva del Galaxy Round, que se estrenó en 2013, o los bordes del Galaxy Edge, que vio la luz en 2015. Un largo camino hasta llegar a la Infinite Flex Display que portará el ‘foldable’ que, si todo va bien, debería estar en el mercado este mismo año.
La espera tampoco se ha debido (o no solo) a que el elevado coste de fabricar estos terminales se vaya a traducir en un precio de venta prohibitivo, pues ya ha quedado muy claro que a las marcas no les tiembla la mano a la hora de pedirnos más dinero. El principal problema, en realidad, han sido los otros componentes necesarios para que esas pantallas flexibles, que ya existen, puedan funcionar en un ‘foldable’.
En un dispositivo como el FlexPai o el que prepara Samsung, no solo la pantalla debe ser capaz de doblarse. Puede haber partes rígidas (porque no es totalmente flexible, sino plegable), pero hay otras que necesariamente deberán tener cierto grado de flexibilidad. Probablemente tendrá un límite, al menos en los primeros modelos, en cuanto a los grados que es capaz de doblarse. Los rumores sobre lo que sucedió a puerta cerrada en el CES apuntan en esta dirección. De hecho, si nos fiamos, parece ser que camuflar el pequeño hueco que se forma porque el terminal no se dobla del todo sería el principal detalle que a los coreanos les queda por resolver.
Lo que sí deben tener resuelto es el problema de la respuesta táctil. La mayoría de los fabricantes recurren hoy en día al óxido de indio y estaño (más conocido como ITO, por sus siglas en inglés) como material conductivo transparente. Por desgracia, el ITO no es flexible, así que se necesitan otros materiales igualmente conductivos y transparentes que cumplan su función en los ‘foldables’. Nanotubos de carbono, grafeno… Son varios los candidatos, pero todos tienen sus fallos. Samsung no ha revelado cuál es su solución, pero es probable que se trate de las pantallas Y-OCTA que ya ha usado en otros productos y que permiten reducir el número de capas y componentes necesarios para que funcione la pantalla táctil.
El propio adhesivo que une las capas de la pantalla es otro elemento que debe ser flexible, así como la cubierta protectora, pues las robustas Gorilla Glass a las que estamos acostumbrados serían incapaces de doblarse. En definitiva, hay muchas más aristas que limar cuando se trata de fabricar un ‘foldable’ que el simple OLED, y muchos de los avances que se han producido a este respecto son recientes.
Dicho esto, hay una pregunta que es difícil no hacerse cuando hablamos de pantallas que se doblan: ¿no se romperán muy fácilmente? La experiencia del Royole FlexPai no invita al optimismo, pues algunos de los terminales han quebrado en manos de los asistentes al CES. Sin embargo, Samsung asegura que su Infinite Flex Display está fabricada con un polímero “flexible y robusto” y que es capaz de soportar el plegado sin resentirse “cientos de miles de veces”. Suponiendo que un usuario abra o cierre el dispositivo hasta 100 veces al día (que parecen una exageración), la pantalla debería durar más años de lo que habitualmente dura el propio móvil.
Visto así, en principio no debería haber problema. Sin embargo, recordemos que tendrá que renunciar a las robustas protecciones de cristal que tienen todos los ‘smartphones’ modernos, así que podría ser más vulnerable a golpes, rayaduras y otros daños que no tienen que ver con el propio hecho de doblarse.
Una última piedra en el camino de los ‘foldables’ son las aplicaciones. El falible ‘software’ es, precisamente, la otra gran piedra en el zapato del FlexPai, aunque eso no tendría por qué sucederle a Samsung o a los que vendrán después, pues Google ya se ha puesto manos a la obra para que el sistema operativo Android esté listo para la inminente llegada de los ‘foldables’.
El mayor reto es la llamada ‘screen continuity’ o continuidad de pantalla, que es algo tan sencillo como que los contenidos se adapten de inmediato, sin que lo notemos, al nuevo tamaño de la pantalla cuando se abra o se cierre el terminal. La idea de Google es ponérselo fácil a los desarrolladores para que sus ‘apps’ respeten la continuidad, pero en última instancia va a depender de ellos. Como ejemplo de lo que podemos esperar, Flipboard ya ha compartido sus ideas:
Teniendo en cuenta que Google y Samsung abanderan la revolución de los ‘foldables’, y que otros socios del ecosistema Android (como Huawei, Lenovo o Xiaomi) tienen previsto unirse muy pronto, podemos ser optimistas respecto al futuro de estos nuevos dispositivos que no son ni una tablet ni un ‘smartphone’, sino ambas cosas al mismo tiempo.
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