LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
Por qué los 'bots' porno que campan a sus anchas por Twitter son más peligrosos de lo que parecen
Esas bellezas imponentes que te invitan a seguir sus enlaces para verlas en acción son de todo menos inofensivas. Se trata de ‘pornbots’ que enturbian la conversación en Twitter, perjudican a empresas y usuarios y podrían llegar a utilizarse para influir en la opinión pública.
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Que Twitter está plagado de cuentas subiditas de tono con una pinta más bien sospechosa es algo que sabe todo el que ha recibido alguna vez la típica mención o el típico directo invitándole a hacer clic en un enlace para “ponerse a cien”.
Es más que frecuente recibir sugerencias del estilo, siempre formuladas por jóvenes bellezas que tienen el perfil repleto de fotos picantes. Muchos pensarán: es obvio que algo esconden y no son centímetros de piel, pero detrás de ese reclamo, tan descarado que parece inofensivo, se esconde un fenómeno más peligroso de lo que cabría suponer.
Los ‘pornbots’, que así se denominan estas cuentas operadas de manera automática que intentan dirigirte a contenido erótico, campan a sus anchas por la red social del pájaro azul causando estragos entre los usuarios de a pie, las ‘celebrities’ (a las que tratan de robar las credenciales para incrementar su alcance) y las marcas que tratan de enviar mensajes positivos a sus consumidores y se encuentran con una invasión de porno.
La cosa viene de lejos y apenas ha evolucionado. Un experto de la firma de ciberseguridad Flashpoint descubrió 500 de estos perfiles en 2016 y ha vuelto a analizarlos ahora para comprobar si siguen en activo: un 20 % de ellos lo hacen a pesar de los esfuerzos que supuestamente Twitter ha hecho para combatirlos. Además, a Rob Cook, que así se llama el analista, le ha costado poco localizar un buen puñado de perfiles nuevos (60 en solo unos minutos) que siguen las mismas estrategias.
Hay dos tipos de ‘pornbots’: los que aprovechan una cuenta robada (a menudo a tuiteros con muchos seguidores) y los que parten de cero con una falsa identidad creada para difundir el contenido para adultos. En ambos casos, el ‘modus operandi’ es el mismo. Para llegar a las masas, los perfiles generan contenido automático a partir de las publicaciones de usuarios reales y lo emplean para colarse en los ‘hashtags’ más candentes.
Recurren a menudo a etiquetas creadas por grandes empresas (según ha visto Cook, entre las afectadas se cuentan compañías de la lista Fortune 500, las más exitosas del mundo) para incrementar su alcance, con el perjuicio que eso puede suponer para la reputación de dichas organizaciones y, sobre todo, para su estrategia de redes sociales, puesto que no solo falsifican los datos (parece que hay más tuits), sino que también contaminan la conversación y pervierten el mensaje.
“Las empresas a menudo usan los ‘hashtags’ para medir el alcance y la recepción de sus campañas de marketing y eventos patrocinados”, explica Cook. “Aún más importante, los servicios de emergencia podrían monitorizar ‘hashtags’ para obtener datos en tiempo real durante situaciones como desastres naturales y otras crisis. En el peor escenario, los ‘pornbots’ y otros ‘spambots’ podrían identificar un ‘hashtag’ de moda y distorsionar la conversación compartiendo información falsa”.
‘Cam girls’, páginas de vídeos para adultos, servicios de acompañantes… Varios son los destinos que, habitualmente enmascarados tras una pantalla de redirecciones, tienen los enlaces que comparten los ‘pornbots’ a gran velocidad (hasta 50 tuits al día) y de forma masiva (las cuentas más prolíficas han hecho más de 10.000 publicaciones).
No son precisamente obras de arte en lo que a información, imágenes y nombres de perfil se refiere. Muchos comparten biografía, tienen los mismos tuits fijados y tratan de mover los mismos enlaces (o, en otros casos, distintos pero alojados en el mismo servidor). Tampoco suelen ser muy populares: la mayoría tienen menos de 200 ‘followers’. Sus fotos de perfil están sacadas, según han observado desde Flashpoint, de cuentas públicas de Instagram o Pinterest. Es fácil encontrar, incluso, ejemplos de la misma instantánea usada en varios ‘bots’.
Distinto es el caso de esos ‘bots’ que emplean una cuenta robada previamente a algún famoso. En 2016, la firma de seguridad Symantec detectó que un grupo de cibercriminales, probablemente de Europa del Este, había secuestrado hasta 2.500 cuentas con un gran número de seguidores, entre ellas las de artistas, estrellas del deporte y reputados columnistas.
No se sabe con certeza cómo logran hacerse con ellas, aunque se sospecha que sustraen perfiles cuyas contraseñas son débiles o ya formaban parte de alguna de las largas listas de credenciales robadas en grandes fugas de información. Como es tristemente habitual que las personas recurramos a las mismas claves para varios servicios, sería pan comido entrar en otras cuentas del mismo usuario cuyos datos de acceso están comprometidos. Por eso es tan recomendable utilizar contraseñas robustas y distintas para cada página web.
Consejos como este (y el sentido común) son claves para protegerse de la amenaza de los ‘pornbots’ en Twitter. Sin embargo, ante la avalancha de perfiles que inunda últimamente la red social, un grupo de activistas suecos ha decidido tomar cartas en el asunto y emprender la caza de los maleantes. Como parte del proyecto Botjakten (caza de ‘bots’), un equipo multidisciplinar ha identificado ya más de 9.000 cuentas de Twitter y ha recibido chivatazos sobre casi 5.000 más que han procedido a denunciar para que Twitter las clausure.
Mientras tanto, en Finlandia, aumenta la preocupación por el uso que, más allá de lucrarse con la publicidad o los pagos en webs de ‘cams’ y otros servicios, podría llegar a hacerse de estas redes de ‘bots’ porno. Se sospecha que fueron utilizados para alterar las elecciones presidenciales que se celebraron en enero. Es algo que también alarma a los miembros de Botjakten. “Los ‘bots’ que hoy se utilizan para ganar dinero podrían usarse en el futuro para influenciar el debate público, asuntos específicos o simplemente diseminar información”, admite uno de sus portavoces.
Como ves, las cuentas con mala pinta que usan fotos de bellezas imponentes en Twitter son más peligrosas de lo que parecen. La próxima vez que te topes con alguna de ellas, piénsalo dos veces antes de hacer clic en el enlace. Todo el mundo dice que no lo hace, pero las cifras demuestran que cientos de personas pican el anzuelo. Por eso nunca pasan de moda.
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