PRIMERA EVIDENCIA
Las hembras de bonobos controlan a los machos a través de la sororidad
Un nuevo estudio revela que estos animales se alían para hacer frente a los machos y mantener el poder en sus sociedades. Es la primera vez que se tienen pruebas empíricas de esta inusual dinámica dadas las desventajas físicas.

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Las relaciones sociales entre los bonobos hembra y macho son peculiares. Por un lado, está el sexo. Las mujeres deciden cuándo y con quién aparearse. Por otro lado, está la comida, donde ellas también controlan los recursos valiosos y compartibles como, por ejemplo, una presa fresca. Las hembras se alimentan sentadas en el suelo sin sentirse amenazadas, mientras que los machos esperan su turno en las ramas de los árboles.
Esta libertad de la que disfrutan podría parecer normal para nuestros estándares. No obstante, según Martin Surbeck, profesor del departamento de Biología Evolutiva Humana de Harvard (Estados Unidos) y autor del estudio "es totalmente extraña para un animal como el bonobo".
El sexo masculino de este primate posee una ventaja física para atacar, forzar apareamientos y monopolizar el alimento al ser más grandes y fuertes que el femenino. Como casi todos los demás mamíferos sociales con machos más grandes, las sociedades de bonobos deberían estar dominadas por estos.
Sin embargo, son ellas las que mantienen un alto estatus social en comparación con sus contrapartes. Hasta ahora, nadie sabía cómo era posible esta dinámica paradójica. "Había ideas contrapuestas sobre cómo hacerlo", dice Barbara Fruth del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania, quien dirigió durante 30 años la estación de investigación de bonobos de LuiKotale, en el centro de la cuenca del Congo. "Ninguna de las cuales se había probado antes en bonobos salvajes que vivían en las selvas en las que evolucionaron", subraya.
La unión como herramienta de poder
Ahora, un estudio de Martin Surbeck y Barbara Fruth ha aportado la primera evidencia empírica de bonobos salvajes que explica este fenómeno poco común: las hembras mantienen su poder formando alianzas con otras hembras.
Según la investigación, estas hembras vencían a los hombres cuando formaban grupos. Estos grupos a las que denominaron ‘coaliciones’ funcionaban como un ataque colectivo hacia los machos. El 85% las agrupaciones llegaron a llevarlos a la sumisión y así ellas ocupaban el liderazgo.
"Hasta donde sabemos, esta es la primera evidencia de que la solidaridad femenina puede revertir la estructura de poder machista típica de muchas sociedades de mamíferos", afirma Surbeck. "Es emocionante descubrir que las hembras pueden elevar activamente su estatus social apoyándose mutuamente".
Existen varias hipótesis sobre cómo se desarrolló esta dinámica grupal. "Una de ellas sugiere que la reducción de la agresión masculina hacia las hembras y la dominancia femenina sobre el macho evolucionó después de que los bonobos se separaran de los chimpancés, hace aproximadamente dos millones de años", revela el investigador Surbeck a SINC.
30 años de investigación
Durante 30 años un equipo internacional de investigadores ha estado recopilando datos sobre seis comunidades de bonobos silvestres en tres zonas de la República Democrática del Congo.
Dentro de este conjunto de datos se incluyen las observaciones de 1.786 conflictos entre hombres y mujeres de los cuales 1.099 fueron ganados por mujeres. Al analizarlos junto a otras variables sociales y demográficas analizaron cómo se pudo desarrollar este "poder femenino".
"Puedes ganar un conflicto siendo más fuerte, teniendo amigos que te respalden o teniendo algo que alguien quiere y no puede tomar por la fuerza", explica el primer autor Surbeck.
El equipo tuvo algunas intuiciones iniciales sobre el rumbo de los resultados. Surbeck esperaba que la dominación femenina estuviese impulsada por sus estrategias reproductivas a través de la ovulación oculta por la que las hembras controlan las oportunidades de apareamiento al esconder su periodo de mayor fertilidad.
"Los machos dependen de la cooperación de las hembras para asegurar la paternidad. Esto implica que la agresión hacia las hembras puede ser especialmente costosa para los machos: si una hembra elige evitar a un macho específico durante su verdadero período de ovulación, sus posibilidades de reproducirse disminuyen considerablemente", explica el mismo científico.
Que paralelamente formasen coaliciones fue una sorpresa. De hecho, las hembras adultas son foráneas. Es decir, crecieron separadas en otras comunidades y no son parientes. Por ese motivo es inesperado que se formen esos vínculos profundos de cooperación. Surbeck, quien dirige la estación de investigación de bonobos de Kokolopori, añade "Simplemente no se ven coaliciones tan frecuentes en la naturaleza".
"Cuando se forman coaliciones, causan sensación. La primera señal es un grito tan insoportable que 'hay que taparse los oídos'", dice Fruth. Es difícil para los científicos saber qué desencadena una coalición, ya que se forman en cuestión de segundos tras un evento, como si un macho intenta herir a una cría.
El macho objetivo es entonces perseguido entre los árboles por hembras que gritan y que a veces le pueden causar heridas mortales. "Es una forma feroz de ejercer poder. Ya sabes por qué estos machos no intentan traspasar los límites", concluye la investigadora.
Prevención de otros conflictos
El hecho de que las hembras ocupen los puestos altos en las jerarquías sociales también repercute en una mayor estabilidad para el grupo. Por ejemplo, durante la alimentación con recursos escasos y monopolizables, como la carne o frutas grandes.
Aunque tales situaciones podrían fácilmente llevar a una mayor agresión, los bonobos mostraban un patrón diferente. Las hembras que controlan el acceso a estos recursos, los comparten con otras hembras que se agrupan a su alrededor. Este comportamiento resalta la fortaleza de los lazos femeninos en la reducción del conflicto y la promoción de la cooperación.
"Curiosamente, la solidaridad femenina entre los bonobos se extiende más allá de los límites del grupo, con hembras que cooperan activamente con otras de grupos vecinos", subraya el científico.
Este comportamiento parece ser uno de los mecanismos clave que fomentan relaciones intergrupales tolerantes. También podría ayudar a explicar por qué la violencia entre grupos en los bonobos es mucho menos intensa que en los chimpancés, en quienes la agresión letal entre miembros de diferentes grupos es una causa común de mortalidad.
No es un dominio asegurado
El estudio ampliado que comparó seis comunidades de bonobos reveló matices previamente desconocidos en el famoso dominio de las hembras. Si bien las hembras del estudio ganaron el 61% de los conflictos y superaron al 70% de los machos en promedio, este dominio "no era en absoluto la regla", afirma Fruth.
Más bien, el dominio femenino variaba en las poblaciones a lo largo de un espectro. "Es más preciso decir que en las sociedades de bonobos, las hembras gozan de un estatus elevado en lugar de un dominio indiscutible", subraya la investigadora.
Las coaliciones femeninas pueden ser un mecanismo que impulse el empoderamiento de las hembras de bonobo y que adicionalmente, la autonomía reproductiva femenina modifique las relaciones de poder entre los sexos. Probar esta y otras ideas es tema de futuras investigaciones según los autores.
"Todavía me intriga por qué, de todos los animales, los bonobos fueron los que formaron alianzas entre hembras. Quizás nunca lo sepamos, pero me da un atisbo de esperanza que las hembras de nuestros parientes vivos más cercanos, en nuestra línea evolutiva, se unieran para tomar las riendas del poder junto a los machos", destaca Fruth.
Referencia:
Surbeck, M. et. al. "Drivers of Female Power in Bonobos"Communications Biology (2025)
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