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10 pueblos medievales que hay que visitar en la Costa Brava y el Pirineo de Girona

En la costa, en el interior o en plena montaña la región acoge auténticas joyas que parecen detenidas en el tiempo y que conservan casi intacto el patrimonio de épocas pasadas. A continuación recopilamos 10 pueblos medievales de la Costa Brava y el Pirineo de Girona.

Castellfollit de la Roca, Girona

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En la provincia de Girona podemos encontrar municipios realmente bonitos y que merece la pena visitar, como es el caso del pueblo que parece sacado de una película de Disney. Pero lo cierto es que la Costa Brava y el Pirineo de Girona albergan un puñado de pequeños pueblos que han conservado sus orígenes medievales. Los delatan las calles estrechas y empedradas, los muros y los porches imponentes, las antiguas torres de defensa y los castillos, las iglesias y las ermitas románicas y las murallas.

Desde el Alt Empordà hasta la Cerdanya estos 10 pueblos con esencia medieval son ideales para conocer a lo largo del año. En todas estas villas el tiempo parece haberse detenido, la belleza se encuentra en cualquier detalle y son evidencia de que la vida sosegada es posible.

Peralada

Peralada, en Cataluña
Peralada, en Cataluña | iStock

El Castillo de Peralada, antigua residencia de los condes de Peralada, es un reclamo turístico en sí mismo; la parte más singular, y también más antigua del castillo, son las dos torres que flanquean la entrada, construidas durante la primera mitad del siglo XIV. En esta villa se respira la esencia medieval en sus calles, edificios y monumentos bien conservados, a los que se unen numerosas experiencias turísticas que permiten disfrutar del pueblo.

[[H2:Castelló d’Empúries]]

El pasado medieval todavía está muy presente en el pueblo, donde es visible en numerosas calles y en edificios como el palacio de los condes o la lonja. No hay que perderse la Basílica de Santa María, el majestuoso edifico de estilo gótico construido entre los siglos XII y XV, así como una visita al pueblo durante el Festival Terra de Trobadors, con música de la época, combates de caballeros y mercado medieval.

Peratallada

Se trata de uno de los núcleos medievales más importantes de Cataluña. Una villa fortificada en el municipio de Forallac, protegida por tres murallas y un foso, y custodiada por el castillo y su torre del homenaje. Su conjunto medieval invita a perderse por sus estrechas calles, así como a cruzar bajo los numerosos arcos que abundan por ellas. No hay que perderse la iglesia de San Esteban, su castillo-palacio o la Plaza de Les Voltes.

Monells

Este rincón del Baix Empordà fue construido en torno a un antiguo Castillo del que sólo se conservan las murallas. Allí es preciso aparcar el coche y pasear por sus estrechas y pintorescas calles que confluyen a la plaza porticada de Jaume I; escenario de un mercado muy importante que se celebraba en la época medieval es uno de los principales atractivos.

Santa Pau

Es el claro ejemplo de pueblo medieval cuyo núcleo urbano se formó al abrigo del castillo de los barones de Santa Pau. El casco antiguo aún conserva la estructura urbana medieval, destacando la plaza Mayor; sin olvidar sus murallas, el castillo y sus calles empedradas, angostas y empinadas. Además, es naturaleza en estado puro y la puerta de entrada para visitar volcanes tan emblemáticos como el de Santa Margarida o el Croscat, incluso desde un globo.

Besalú

Río Fluvía en Besalú
Río Fluvía en Besalú | Wikimedia Commons

Este municipio de la Garrotxa cuenta con uno de los conjuntos medievales más importantes, singulares y bien conservados de Cataluña. De él destaca el puente viejo, con siete arcos y una torre, que da la bienvenida a los visitantes, y pasear por sus calles es como retroceder a épocas de condes y reyes. La iglesia de Sant Julià, la de Sant Vicenç, el monasterio de Sant Pere o los baños judíos son algunas de las joyas del patrimonio cultural e histórico de esta villa medieval.

Castellfollit de la Roca

Castellfollit de la Roca, Girona
Castellfollit de la Roca, Girona | iStock

Sobre un acantilado rocoso de cincuenta metros de altura se asienta esta villa medieval de calles estrechas y hermosas vistas a los valles de los ríos Fluvià y Toronell. En su singular perfil, no apto para quienes sufran de vértigo, destacan el campanario de la iglesia de Sant Salvador y el reloj de la torre de Sant Roc, que marca el ritmo de este pueblo al borde de sus abruptos riscos.

Camprodon

El puente Nuevo de Camprodon es la imagen icónica de este pueblo de postal perfecto para realizar todo tipo de actividades de montaña, incluido el esquí en la estación de Vallter 2000. Además, se respira esencia medieval, y cuenta con una buena muestra de románico en el monasterio de Sant Pere, en la iglesia de Santa Maria o en Sant Cristòfol de Beget. También es una localidad conocida por la calidad de sus embutidos y la fabricación de galletas.

Llívia

Este pueblo acogedor en la falda del Carlit, es como una isla de Cataluña en territorio francés. Construido a los pies de lo que fue un imponente castillo, hoy en ruinas, conserva la farmacia Esteve, de origen medieval y una de las más antiguas de Europa, así como el único foro romano que se puede ver en todos los Pirineos. La torre de Bernat de So, el núcleo histórico y la iglesia son testigos de su pasado medieval.

Ger

Pasear sin prisas y disfrutar de la belleza y del patrimonio cultural de su casco antiguo es uno de los mejores planes de esta villa de la Cerdanya. Además, es perfecto para aquellas personas a las que les gusta percibir los aromas de la montaña y disfrutar al aire libre en cualquier época del año; desde rutas de senderismo, hasta planes en ríos, bosques y cumbres.

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