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El bonito pueblo que hace frontera con Portugal y es el secreto mejor guardado de Galicia
A orillas del Atlántico, entre colinas verdes e increíbles vistas del océano, se esconde una joya gallega que pocos viajeros conocen. Este pequeño pueblo es un rincón de historia, naturaleza y tradición pesquera que te dejará sin palabras. ¿Te animas a descubrirlo con nosotros?
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Galicia es la tierra de verdes paisajes, playas escondidas y una cultura rica en mitos y leyendas. Cada rincón de esta región cuenta una historia, y mientras que muchos turistas se dejan seducir por la majestuosidad de Santiago de Compostela o los preciosos pueblos de las Rías Baixas, pocos conocen a un pequeño pueblo fronterizo que cuenta con la esencia más pura de esta tierra.
Ubicado en la provincia de Pontevedra,A Guardaes el punto donde el río Miño se encuentra con el Atlántico, ofreciendo unas vistas incomparables tanto de la costa gallega como del vecino Portugal. Esta villa marinera es famosa por su tradición pesquera, en especial la captura del sabroso marisco que llega fresco a los mercados y restaurantes locales.
¿Qué hacer en A Guarda?
Monte Santa Trega
Uno de los mayores tesoros de A Guarda es el Monte Santa Trega. Este lugar no solo ofrece vistas espectaculares del río, el mar y las costas gallegas y portuguesas, sino que también alberga uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Galicia. El Castro de Santa Trega, un antiguo asentamiento celta, es una verdadera ventana al pasado. Estas estructuras circulares de piedra, que datan de hace más de 2.000 años, cuentan la historia del pueblo que habitó estas tierras mucho antes de la llegada de los romanos.
Subir al monte es un paseo imprescindible para quienes visitan A Guarda. Las vistas desde lo alto son simplemente espectaculares y si eres fan del atardecer este es un lugar perfecto para disfrutar de él.
El puerto de A Guarda
Aunque pequeño, está lleno de vida y actividad. Aquí es donde los pescadores, algunos de ellos de familias que han vivido de la pesca durante generaciones, traen su captura diaria: percebes, nécoras, mejillones, y, por supuesto, las famosas langostas que dan fama a la localidad.
Pasear por el puerto es mimetizarse con la cultura más gallega. Las redes extendidas, los barcos que regresan del mar, y el sonido de las gaviotas crean una atmósfera auténticamente marinera. Muy cerca, el Museo del Mar ofrece a los visitantes una inmersión en la historia pesquera de la zona, explicando la importancia del mar para los habitantes de A Guarda y mostrando artefactos antiguos que relatan siglos de vida junto al océano.
Rutas de senderismo en A Guarda
Para los amantes de la naturaleza, A Guarda es un paraíso escondido. Además de las rutas que suben al Monte Santa Trega, el pueblo cuenta con varias sendas costeras que permiten descubrir la belleza natural de la zona.
Una de las rutas más populares es la que sigue la costa hacia el este, permitiendo a los caminantes disfrutar de las vistas del Atlántico mientras descubren pequeñas playas escondidas y calas solitarias.
Descubre Portugal
La posición fronteriza de A Guarda es una de sus grandes ventajas. A solo unos minutos en ferry, cruzando el río Miño, se encuentra el encantador pueblo portugués de Caminha. Este cruce permite a los visitantes disfrutar de este lugar de calles adoquinadas e historia medieval.
La gastronomía de A Guarda
Ninguna visita a A Guarda estaría completa sin disfrutar de su gastronomía. Este pueblo es famoso por sus mariscos frescos, y el plato estrella es, sin duda, la langosta. Cada año, la villa celebra la Festa da Langosta, un evento que atrae a cientos de visitantes ansiosos por probar este manjar. Las langostas de A Guarda son consideradas de las mejores de Galicia, y se sirven de múltiples formas: a la plancha, cocidas, o en deliciosos guisos marineros.
Pero no solo de langostas vive A Guarda. Otros platos típicos incluyen el pulpo, los percebes, y la caldeirada, un guiso de pescado tradicional que combina lo mejor del Atlántico en cada bocado. Los restaurantes del puerto son el lugar perfecto para probar estas especialidades, acompañadas de un buen vino Albariño.
Creo que con todo esto ya tienes razones suficientes para hacerte una escapada a este rincón y así descubrir una Galicia más auténtica y desconocida.
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