EN ALDÁN
El bosque encantado de Pontevedra que tiene un castillo en su interior
En Aldán (Pontevedra) puedes encontrar un bosque secreto que cuenta con un molino en ruinas, un antiguo castillo y un acueducto romano. Te contamos todo lo que necesitas saber si quieres ir a visitarlo.
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En España hay lugares realmente fascinantes que poca gente conoce. Recientemente te hablábamos de la desconocida isla de Baleares que tiene un castillo y aguas cristalinas. Y hablando de fortalezas, ahora queremos mencionar una de lo más singular que está dentro de un bosque encantado.
Se trata del Bosque Encantado de Aldán, que está escondido en las Rías Baixas, en la parroquia de Aldán, perteneciente al ayuntamiento de Cangas, en la comarca de O Morrazo (Pontevedra). Realmente este terreno se llama Finca de Frendoal pero todos sus vecinos lo conocen como Bosque Encantado por sus rutas, caminos, luces y sonidos.
En Aldán existe un pazo conocido como la Casa Torre de Aldán, que fue propiedad de los Condes de Canalejas. Con la construcción de la carretera PO-315 la finca quedó dividida en dos y hace unos años, la mitad en la que no se está en pazo fue donada al Concello de Cangas.
Sin embargo, uno de los mayores atractivos de este Bosque Encantado es su castillo, rodeado por un pequeño foso lleno de vegetación. Al parecer, su construcción data de los años 60 y los condes lo utilizaron como zona de descanso, pero nunca se terminó de construir.
Actualmente, solo cuenta con la fachada donde sobre la puerta puedes ver el escudo de los Condes de Canalejas, también tiene un torreón y una dependencia a la que se puede acceder por la parte trasera del castillo. Además, la explanada que está en frente de la fachada era usada por los condes como campo de críquet.
Si sigues la ruta que avanza desde el castillo, te puedes encontrar el Acueducto de O Frendoal (Arco de la Condesa), se cree que es de origen romano y que llevaba el agua desde una mina de agua cercana, hasta las fincas del pazo. Después, los condes restauraron el acueducto utilizando el agua que transportaba para el regadío de sus cultivos. Hoy solo se conserva una de las arcadas originales bajo la que pasa el camino que recorre el parque.
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