¿LA CONOCES?

La ciudad conocida como la "Ávila portuguesa"

A unos kilómetros de la frontera con España se encuentra una ciudad que es conocida como la "Ávila portuguesa" por sus murallas medievales. Te contamos cuál es, su origen y todo lo que puedes descubrir en ella.

Braganza, en Portugal

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La ciudad de Ávila es conocida por sus murallas medievales intactas, con más de 80 torres semicirculares almenadas y 9 puertas, como la puerta abovedada del Alcázar. Pero... ¿sabías que hay otra ciudad del país vecino que es conocida como la "Ávila portuguesa" también por sus murallas?.

Se trata de Braganza, la capital de la región portuguesa de Trás-os-Montes, que se caracteriza por su paisaje único montañoso que encierra pueblos históricos, naturaleza exuberante y una gastronomía exquisita.

La ciudad se encuentra muy próxima a España ya que, entre Braganza y la frontera sólo se interpone el Parque Natural de Montesinho. En Braganza podrás contemplar la historia de los diferentes pueblos que se asentaron en el pasado así como el potencial defensivo del cerro sobre el que se asienta la actual ciudadela desde la cual podrás apreciar las sierras portuguesas de Nogueira, Montesinho y Coroa e incluso las cumbres españolas de Sanabria y de las tierras leonesas.

Además, cuenta con un centro histórico bien conservado, donde no solo destacan las murallas que rodean la ciudadela rodeada de almenas (lo que mantiene ese espíritu a pueblo medieval), sino también numerosos templos como el convento de S. Francisco, las Iglesias de S. Vicente (famosa porque aquí contrajeron matrimonio en secreto Pedro I e Inés de Castro, según la leyenda) y la Misericordia (en la que destaca el revestimiento de azulejos azules de su fachada), y la Antigua Catedral de Braganza, con un claustro renacentista y una sacristía digna de una visita cercana.

Tal y como recoge la web de turismo de Portugal, el origen de la ciudad se remonta al neolítico, cuando aquí existía un castro que sin duda sería fácilmente defendible en el que los romanos pusieron rápidamente los ojos sobre este enclave privilegiado pasando a ocuparlo durante el dominio de Hispania. Ya en la época medieval, a principios del siglo XII, Fernando Méndez el Bravo, cuñado del rey Alfonso Enríquez, construyó sobre las ruinas que quedaban una ciudadela para seguir manteniendo su carácter defensivo y, más tarde, en 1187, Sancho I de Castilla le otorgó fueros dándole su actual nombre de Braganza y, además levantó el actual castillo.

En cuanto a la gastronomía, predomina la carne de caza como el jabalí, las aves, el conejo de monte, la liebre, el chivo montesinho y además, los grelos dan un guiño gallego a los platos, y el cerdo y la ternera se muestran con variadas propuestas así como la trucha de río.

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