UNA HISTORIA PARA CONTAR
Este es el cuadro más robado del mundo y la historia que esconde
El Políptico de Gante, también conocido como la Adoración del Cordero Místico o Altar de Gante, ha sido robado hasta 6 veces a lo largo de la historia, ha pasado por muchas guerras y saqueos y una de sus tablas sigue perdida. Te contamos la truculenta historia de esta pintura.
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Recientemente os contábamos que un usuario de Twitter se hizo viral aldescubrir un nuevo monstruo en el cuadro 'El Jardín de las delicias' de El Bosco gracias a su hijo. Esta pintura es la que más alusiones morales tiene, con más de 450 personas y numerosos animales reales e imaginarios.
Y es que en el mundo del arte hay muchas obras que han batido récords que probablemente desconocemos. Por ejemplo, ¿sabes cuál es el cuadro más robado del mundo? Pues este título lo tiene El Altar de Gante, una pintura políptica del siglo XV de los hermanos Hubert y Jan Van Eyck.
También es conocido como La Adoración del Cordero Místico, es una de las pinturas más representativas del flamenco y a lo largo de su historia ha pasado por incendios, falsificaciones y ha sido robado en tres guerras diferentes.
Fue creado en 1432 y las 12 tablas de las que está hecho el políptico han sido desunidas en varias ocasiones, permaneciendo separadas unas de otras a lo largo del tiempo. En el año 1566 se desunió para esconderlo de las revueltas calvinistas, que estaban destruyendo muchas obras de arte sacro de acuerdo a la mentalidad iconoclasta.
Napoleón, autonombrado emperador de Francia, decidió quedárselo como botín de guerra. En 1794, las cuatro tablas centrales fueron enviadas al Louvre por sus tropas, pero en 1815 Luis XVIII de Francia las devolvió como señal de agradecimiento a la ciudad donde encontró refugio.
Volvió a desaparecer de Bélgica durante la Primera Guerra Mundial, cuando los alemanes lo sustrajeron. Las alas laterales se vendieron el año siguiente, y tras varias ventas intermedias acabaron en la Gemäldegalerie de Berlín. Pero en el año 1919 el Tratado de Versalles cita explícitamente el retablo y obliga a Berlín a devolver las tablas a Gante.
Una de sus tablas sigue perdida en la actualidad
Uno de los robos más famosos de este cuadro tuvo lugar en 1934, cuando fue sustraída la tabla de Los Jueces Justos. La policía belga recibió varios mensajes en los que se exigía un millón de francos para devolver el cuadro. El restaurador de la obra, Jef Van Der Veken, pintó una réplica idéntica a la original. Nunca se pagó ese millón de francos, por lo que el restaurador, al que se consideró durante mucho tiempo el autor del robo, hizo la copia encima de la original y se colocó de nuevo en la catedral de Ghent. Por lo que a día de hoy, esta tabla sigue perdida.
Hitler robó el cuadro
En 1940, cuando los nazis ocuparon Bélgica, Adolf Hitler mandó robar el cuadro, pero el gobierno belga decidió enviar la obra a Francia para que estuviera segura. Sin embargo, las tropas alemanas la interceptaron y la almacenaron en la mina de sal de Altaussee (Austria), junto a otras 7.000 obras de arte.
Fue recuperado por un grupo aliado llamado 'The Monuments Men' o la unidad MFAA (Monuments, Fine Arts, and Archives program o Monuments Men), en español el Programa de Monumentos, Arte y Archivos.
Desde 2010 a la actualidad
A partir de 2010, el retablo está siendo sometido a un minucioso proceso de análisis y restauración, con apoyo de la Fundación Getty de California. La primera fase concluyó en 2017 y permitió restaurar los paneles traseros de las dos puertas.
La segunda fase, concluida en 2019, restauró los panales inferiores: Los de la derecha (el de Los Peregrinos y el de Los Ermitaños), la escena central con la Adoración del Cordero Místico, y los dos de la izquierda: El de Los Caballeros de Cristo y el de Los Jueces Justos. Con una de estas restauraciones se descubrió que la oveja de uno de los paneles tiene un rostro muy humano y que Van Der Veken era inocente, pues la copia que había pintado era realmente eso, una copia.
Por si no fuera poco, tal y como informa el medio 20 minutos, tras la muerte de un tratante de arte se encontró una nueva nota de rescate que nunca llegó a ser enviada a la Policía y que decía que el políptico estaba escondido en un sitio del que nadie podría llevársela sin llamar la atención de la gente. Desde entonces las autoridades belgas mantienen abierto el caso.
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