Hospital in the Rock, esta es la historia del antiguo hospital secreto ubicado en Budapest

Budapest es una de las ciudades más espectaculares de toda Europa. La historia se puede palpar a cada paso que das. Tanto es así que uno de los lugares más visitados día tras día es, sin lugar a dudas, el Hospital in the Rock o Sziklahorhaz. Se trata de un museo que cuenta con una fiel reproducción del hospital que operaba durante en la ciudad de Budapest durante la Segunda Guerra Mundial.

Tanto han querido hacerlo real que cuenta con muchísimos maniquíes de cera y diversos aparatos médicos de la época. De esta manera, tenemos una gran aproximación de lo que se hacía, día a día, en el Hospital in the rock. Además, por si fuera poco, al lado de este hospital se encuentra un antiguo búnker nuclear de la guerra fría.

Bien es cierto que no está permitido realizar fotografías durante la visita. Por ese mismo motivo es imprescindible ir con los ojos bien abiertos. Solamente así sentirás que los años han retrocedido y, de alguna u otra manera, tú también formas parte de la historia en cierta medida. Te sorprenderá y te impactará, no cabe la más mínima duda.

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Ahora bien, ¿por qué se llama Hospital in the rock? Muy fácil. Se encuentra situado bajo la colina donde está ubicado el espectacular palacio de Buda, así como el Bastión de los pescadores. Allí tuvieron la oportunidad de aprovechar una red de laberintos en forma de túneles. Fue una forma maravillosa de aprovechar esto para levantar un hospital donde se atendieron, en secreto, los heridos de la ciudad de Budapest en la Segunda Guerra Mundial.

Después de esta época, también se utilizó en la conocida como Revolución de 1956 y posteriormente se mantuvo en secreto durante la llamada Guerra Fría. De ahí que se realizara la construcción, en 1962, de ese búnker nuclear para sobrevivir a un posible ataque por parte del bando americano. Por suerte, no hubo que utilizarlo en ningún momento.

¿Cuándo puedes visitarlo? El Hospital in the rock está abierto todos los días desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la tarde. El recorrido en sí dura más o menos una hora. Recorres las diferentes salas de este hospital y ves a los maniquís recreando lo que allí se hacía diariamente: Atender, operar y cuidar a los heridos en la guerra. Es aterrador, impactante y, sobre todo, verdaderamente sorprendente.