POCA POBLACIÓN
Iniéstola: El pueblo de Guadalajara en el que solo viven un padre y un hijo
Iniéstola es un pueblo de Guadalajara donde sus habitantes siempre se han dedicado a la extracción de la resina de los pinos. Sin embargo, el número de su población ha disminuido con los años y ahora tan solo viven dos personas, un padre y un hijo.
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La provincia de Guadalajara, en Castilla-La Mancha, guarda muchos encantos, no solo por sus paisajes y su naturaleza, sino también por sus municipios. Recientemente os hablábamos de que un grupo de voluntarios está reconstruyendo un pueblo llamado La Vereda.
Y ahora queremos hablarte de Iniéstola, una localidad de la misma provincia en la que tan solo viven un padre y un hijo, que tienen 95 y 65 años, y anteriormente sus habitantes han vivido de la extracción de la resina de los pinos.
Entre las curiosidades de este pueblo destaca tuvieron una litigiosa separación del municipio deAnguita (Guadalajara) y, además, hasta no hace tanto, el nombre del lugar se escribía "Hiniéstola".
La población disminuyó con los años
Tal y como cuenta el medio la Nueva Alcarria, en 1900 Iniéstola llegó a tener 78 habitantes. En 1998 la población de Iniéstola era de 18 personas, diez años más tarde, en 2008 era de 17, y en 2020, el número de habitantes que vivían en el municipio se situó en 23. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a enero de 2022, los empadronados descendieron a 22. Actualmente, como ya hemos comentado, tan solo viven un padre y un hijo.
La resina, el principal sustento del pueblo
En el pasado, con el dinero que ganaban con la resina se realizaban importantes obras para mejorar la vida de los vecinos. Se llevó el agua y la luz a las casas, se realizaron tareas de alcantarillado, un lavadero cubierto en el centro del pueblo y todos estos avances, mucho antes que en otros municipios de mayor población.
Sin embargo, lo más novedoso y progresista fue que utilizaban parte de estos ingresos para dar estudios a todos los primogénitos o primogénitas de cada familia. Por eso la importancia del cuidado del pinar, el cual ha sufrido varios incendios en los últimos 40 años, salvándose milagrosamente de los dos últimos, cabe destacar el ocurrido en el año 2005, donde se devastaron más de 13 000 hectáreas y segó la vida de 11 trabajadores.
Desde el 2012 la Diputación de Guadalajara está trabajando para recuperar la labor del resinero con cursos de formación, subvenciones, financiaciones de estudios y más. Además, algunos ayuntamientos de la zona ayudan a los nuevos resineros con rebajas en el alquiler de viviendas o en las matas de pinos.
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