EN BICICLETA
Una joven española llama a las mujeres a perder el miedo a viajar solas cruzando Eurasia
La joven zaragozana, a bordo de su inseparable bicicleta, ha recorrido catorce países desde que abandonara España hace casi dos años.
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La joven española Sara Qiu llama a las mujeres a perder el miedo a viajar solas, mientras cruza Eurasia en bicicleta, un viaje de superación de 20.000 kilómetros cuyo destino es la patria de sus padres, China.
"Hay que distinguir entre el miedo y el peligro. Muchas de nosotras tenemos miedo, cuando no hay peligro real", comentó esta zaragozana de 32 años desde la centroasiática Kirguistán.
Sara, que insiste en que no es una atleta "extraordinaria", sino simplemente una persona "curiosa", comenzó su singladura en abril de 2022 y tiene intención de llegar a la meta en el Año Nuevo Chino de 2025.
Montañas, estepas y desiertos
A bordo de su inseparable bicicleta ha recorrido catorce países desde que abandonara España hace casi dos años. La primera etapa le llevó a Turquía a través del sur de Europa y los Balcanes.
"Turquía es el país que más me marcó en todos los sentidos", admite, impresionada por la hospitalidad que recibió durante los cuatro meses y medio que permaneció en ese país.
En los vídeos que cuelga en YouTube y en Instagram para su proyecto "Journey from the road" (Viaje desde la carretera) se pueden admirar los increíbles paisajes que se ha encontrado en su aventura.
"Voy de ciudad en ciudad, pero lo bonito es atravesar pueblos, montañas y desiertos", asegura después de recorrer 1.500 kilómetros de estepa kazaja y desierto uzbeko.
¿Dónde dormir?
"Me despierto y no sé dónde voy a dormir la noche siguiente", confiesa la cicloviajera, que lleva a cuestas, por si acaso, una tienda de campaña.
Asegura que desde que llegó a las zonas rurales de Croacia comenzó a pasar la noche en casas de familias, "preguntando a la gente en pueblos" que ni siquiera aparecen en los mapas.
"Muchas veces la gente me invita a sus casas. Es la mejor forma de viajar y de aprender sobre una cultura. Quiero hablar de esas personas", subraya.
Sara considera que los prejuicios no nos permiten ver que "la gente buena no hace ruido" y que "la gente mala hace mucho ruido".
Perder el miedo
"Todos me preguntan. ¿No tienes miedo? En verdad eso refleja que son ellos los que tienen miedo, porque no tienen ni idea de la ayuda que estoy recibiendo. El miedo no es real, es una barrera que tú te pones", señala.
Considera que a la hora de realizar una aventura como esta, "ser mujer tiene desventajas, pero por el mismo motivo también me ayuda el doble".
"He podido experimentar en mis propias carnes que es mucho más fácil para mí. He compartido habitación con niños y madres. No metes a cualquier hombre en casa", indica.
De hecho, aseguró que son ellos, sus anfitriones "los que tienen miedo" por lo que le pueda pasar a ella en esos caminos de dios, donde únicamente ha tenido un par de pequeños sustos.
"Tengo que decir que el 98 % de mis encuentros son positivos", afirma.
La senda de Marco Polo
El marzo retomará la bicicleta. Su intención es comenzar a rodar en la ciudad kirguís de Osh para cruzar al cordillera del Pamir y adentrarse en China.
"Va a ser un reto. Depende de cómo me vaya a percibir la gente, cómo una china o como una extranjera de origen chino", reconoce Sara, que habla mandarín.
Su objetivo es recorrer la misma ruta de la seda que completó Marco Polo en el siglo XIII. Al igual que el viajero italiano, su destino será Zhejiang, aunque en el caso de Sara, no la capital, sino el pueblo de sus padres, Qingtian, 500 kilómetros al sur de Shanghái.
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