ANIVERSARIO

L'Hemisfèric, 25 años del despegue de València como eje del turismo futurista

Han pasado 25 años desde que se inaugurara L´Hemisfèric y fue el pistoletazo de salida a lo que es hoy la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

L'Hemisfèric, 25 años del despegue de València como eje del turismo futurista

L'Hemisfèric, 25 años del despegue de València como eje del turismo futuristaAgencia EFE

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El gran cine y planetario IMAX y 3D de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València, l'Hemisfèric, cumple 25 años como exitoso decano del complejo diseñado por Santiago Calatrava, que sentó las bases del turismo, el cine y la publicidad futuristas en España y que acumula ya diez millones de visitantes.

Su influencia sociocultural y económica no para de crecer desde aquel 16 de abril de 1998, cuando se inauguró el gigantesco ojo que simbolizaba la sabiduría humana y que empezaba a materializar la ambiciosa Ciudad de las Artes y las Ciencias: situada casi al final del tramo sur del antiguo cauce del Turia, en aquella época estaba aún muy a desmano del centro de la capital valenciana y ofrecía un horizonte inabarcable de expansión urbanística, como así ha sucedido.

La puesta de largo del Hemisfèric, cuya silueta ovalada, dominada por la gigantesca bóveda de hormigón blanco y azulado y las rejillas de vidrio y acero, es parte ya del perfil arquitectónico de la València del siglo XXI, dio paso a la progresiva llegada del Museo de las Ciencias, el Palau de les Arts, el Ocenogràfic (el único elemento del complejo que no es obra de Calatrava), la arcada ajardinada del Umbracle y el Ágora reconvertido ahora en CaixaForum.

Todo en ello en una suerte de islas futuristas diseminadas en una gran laguna de ocio y cultura, de familia, fiesta y deporte, de rodajes cinematográficos y publicitarios y, sobre todo, de una nueva vida urbana al aire libre que es reconocible ya en todo el mundo, gracias también en los últimos años a las redes sociales y a lo "instagrameable" de sus escenarios, paisajes y actividades.

Los papeles volantes de Michael Nyman

Aquel 16 de abril de 1998, Eduardo Zaplana ejerció, como president de la Generalitat, de gran anfitrión en la ceremonia inaugural donde estuvo siempre flanqueado por la alcaldesa, Rita Barberá, y por el arquitecto valenciano que ya era reconocido internacionalmente pero que, desde entonces, marcó -rodeado muchas veces por la polémica- un antes y un después en la historia de la arquitectura y el urbanismo basados en la espectacularidad de sus edificios e infraestructuras y las formas imposibles que permite el hormigón blanco.

Todo ello ante la mirada de cientos de invitados y curiosos que tuvieron que asistir a una velada marcada por el viento; la zona ofrecía una imagen aún desangelada, rodeada de grúas, esqueletos arquitectónicos en plena construcción y mucho solar por edificar, tanto residencial como administrativo, comercial y judicial.

El gran atractivo cultural del acto nocturno fue la actuación, acompañado por una orquesta sinfónica de músicos valencianos, del compositor Michael Nyman, que ejecutó sus famosas piezas para la película "El piano" y avanzó otras de "Gattaca", recién estrenada en Estados Unidos y que ha quedado como film de culto por el futuro distópico que marcaba la ingeniería -y su manipulación- genética, un argumento que entonces se usó para enmarcar con orgullo los objetivos científicos y divulgativos de la Ciudad de las Artes.

Pero como el concierto era al aire libre, el famoso pianista británico tuvo que tocar con un miembro de la orquesta a su lado, sujetando las partituras para que no salieran volando.

Y como marca la tradición valenciana, el colofón fue un número piromusical con fuegos artificiales que, para la época, era el no va más. Cinco días después, se abrió oficialmente al público.

En aquel momento se informó de que el Hemisfèric había costado 3.500 millones de pesetas (21 millones de euros), el 10 % del coste total estimado de aquella primigenia Ciudad de las Artes y las Ciencias aún por completar (unos 210 millones de euros); en 2012, el estudio de Calatrava detalló que el proyecto global, sin contar el Ágora (encargada en 2005), ascendió a 1.100 millones de euros.

Unas cifras a escala cósmica

Desde 1998 y hasta el 31 de marzo de este año, por el Hemisfèric han pasado 10.228.895 espectadores, según datos oficiales a los que ha tenido acceso EFE.

Es la única sala de España con pantalla Domo en activo y con tres sistemas de proyección diferentes: cine en gran formato IMAX Dome 15/70 mm, cine digital DCI 2D-3D y FullDome 2D y 3D con sonido envolvente Atmos.

Desde 1998 ha proyectado 93 películas (sobre todo documentales sobre naturaleza, viajes y cultura, medio ambiente, astronomía y exploración espacial, nuevas tecnologías y ciencia) con un total de 70.464 sesiones. Además, tiene ciclos veraniegos e invernales como planetario en directo desde 2010.

En estos 25 años ha acogido casi 580 actos y unos 280 rodajes de películas o series ("Westworld", "Citadel" y, estas semanas, una de Disney+ sobre "Star Wars") o anuncios publicitarios con derechos de imagen, desde congresos y reuniones empresariales y anuncios promocionales (sobre todo de motor y moda) a estrenos de producciones internacionales, alguna de las cuales se rodó en este complejo, como la "Tomorrowland" que protagonizó George Clooney.

Además, lideró en 2021 la lista de las salas de cine en España con mayor número de espectadores, según las cifras de la SGAE, con 144.908 asistentes; en 2022 llegó a las 360.395 entradas, y en el primer trimestre de 2023 ha superado ya las 72.000.

¿Y el edificio? Con una superficie construida de 14.000 m2 sobre una lámina de agua de 24.000, su ya icónica forma simboliza un gran ojo "abierto a las estrellas y el conocimiento" donde los párpados son grandes lamas retráctiles y transparentes y su pupila, la cúpula hemisférica de la pantalla cóncava del sistema IMAX, de 900 m2 y 24 metros de diámetro.

Su anillo perimetral interior (pasear por él es una experiencia propia de la ciencia-ficción) lleva el nombre del divulgador astronómico Carl Sagan: su Cosmos televisivo muta así en el inmaculado escenario de un globo arquitectónico que hace ya 25 años enfocó, sin complejos y sin reparar en gastos, hacia el futuro.

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