Los Bunkers del Carmel de Barcelona, la zona oculta de la ciudad

Pocas cosas se comparan a la sensación de descubrir un lugar especial que sientes tuyo de alguna manera; un lugar especial que no ha sido corrompido porque es una especie de secreto. Eso es exactamente lo que sucedía hasta hace poco, lo que en cierto modo sigue sucediendo, con los Bunkers del Carmel de Barcelona.

Sigue sucediendo porque sigue siendo la zona oculta de la ciudad; de qué otra manera se puede describir un lugar que pese a contar con una belleza inigualable no está en las guías turísticas de Barcelona. La historia que arrastra tiene buena parte de culpa pero empieza a ser injustificado. Debería ser una parada obligatoria en la Ciudad Condal.

Los Bunkers del Carmel hace las veces de un mirador de la ciudad; situado en la cima del Turó de la Rovira, en el barrio del Carmel, se puede acceder a éste con mucha facilidad a través del transporte público.

En este mirador, además de unas vistas espectaculares de las que hablaremos a continuación, podemos encontrar restos de la Guerra Civil Española, motivo por el que nunca se ha querido presentar como un lugar turístico. Al menos, hasta el momento.

Cada vez son más las personas, habitantes de Barcelona y turistas en general, que acuden a deleitarse con todo lo que ofrece el mirador. Desde que en 1937 se construyeran los bunkers, este lugar sirvió como emplazamiento de defensa; en él, podemos encontrar una batería antiaérea y los vestigios de varias barracas construidas después de la Guerra que acabaron formando el conocido Barri dels Canons -barrio de los cañones.

Si bien esta historia nos interesa tanto como nos interesa cualquier otra, lo cierto es que es pasado. Y este pasado no debe camuflar la valía de todo lo que podemos encontrar si nos decidimos a buscar este secreto que muchos han guardado con recelo.

En los Bunkers del Carmel topamos con una vista impresionante de Barcelona, una vista inigualable, una vista que te hará sentir que, por muchas vueltas que hayas dado con anterioridad por la Ciudad Condal, te lo estabas perdiendo todo. Desde la Sagrada Familia hasta el mismo mar, desde el mirador puedes verlo todo. Todo significa todo. La ciudad al completo en una sola vista.

Bonito de día y también de noche, lo más recomendable es animarte a hacer la visita poco antes del atardecer. De esta manera, podrás deleitarte con la puesta de sol sobre una Barcelona que sentirás que se ha detenido para ti y que se encuentra, literalmente, a tus pies.

Disfrutar del juego de luces que se da en la ciudad en las últimas horas del día hará que quieras compartir la existencia de este mirador con todas las personas que conoces y que, al mismo tiempo, quieras guardártelo para ti. No querrás que nadie descubra un secreto que por fortuna empieza a ser universal. Nadie debería perderse esto.