BURGOS
Monasterio de Santa María de Rioseco: ¿sabías que ese no fue su emplazamiento original?
Viajamos hasta la provincia de Burgos para conocer la historia que esconde el sorprendente Monasterio de Santa María de Rioseco.
Publicidad
No es ningún secreto que Castilla y León cuenta con un gran número de monumentos, edificaciones y rincones verdaderamente sorprendentes y mágicos. Es el momento más que perfecto para poner rumbo a las Merindades de Burgos y conocer la historia que esconde nada más y nada menos que el Monasterio de Santa María de Rioseco.
Situado a orillas del río Ebro y junto al Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, estamos ante una de las edificaciones religiosas más espectaculares de la zona. Es importante tener en cuenta que en 2008 entró en la temida Lista Roja del Patrimonio pero, gracias al incesante trabajo del grupo ‘Salvemos Rioseco’, lograron que en 2018 saliera de esa lista. Tan solo un año después, fue declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León.
Para conocer la historia, primero debemos tener en cuenta que este extraordinario Monasterio está situado en un lugar verdaderamente espectacular como es el Valle de Manzanedo. Además, durante muchísimos siglos, estuvo habitado por los conocidos como “Monjes Blancos”, que pertenecían a la Orden del Císter.
Recibían ese peculiar nombre por la vestimenta que llevaban. Algo similar ocurre con los monjes cluniacenses que, en contraposición, son conocidos como “Monjes Negros”. A pesar de todo, es importante tener en cuenta que este Monasterio de Santa María de Rioseco no siempre estuvo en el lugar en el que se ubica en la actualidad.
De hecho, su primer emplazamiento fue, precisamente, en Quintanajuar. Todo ocurrió en el año 1135, cuando el Rey Alfonso VII, conocido como “El Emperador”, decidió entregar este Monasterio al monje Cristóbal. Tiempo después, el Rey Alfonso VIII se propuso lograr la paz entre la frontera de Castilla y el Reino de Navarra.
Para conseguirlo, decidió hacer una serie de donaciones a los monjes de Quintanajuar si daban el paso de trasladarse a la zona de San Cipriano Montes de Oca (La Rioja). En 1184 fue cuando accedieron a la petición del monarca. A pesar de intentarlo, todos están de acuerdo en que ese lugar no les gusta vivir. Por ese motivo, con el paso del tiempo, fueron adquiriendo diversos terrenos en el Valle del Manzanedo.
Esto les brindó la oportunidad de mudarse a Rioseco en el año 1204, todo ello sin hacérselo saber al Capítulo General de la Orden, provocando un enorme descontento al mismísimo Rey. Hasta tal punto que el abad llegó a ser destituido ya que, al fin y al cabo, habían desobedecido al monarca.
Aun así, no se situaron en la localización actual ya que este terreno, por aquel entonces, pertenecía a los señores de Medina de Pomar. Se ubicaron junto a un pequeño arroyo. Después, se procedió a la compra del terreno a los Velasco, y todo por la inundación que acabó con ese monasterio anterior. En 1236, y esta vez sí con la aprobación del Capítulo General de la Orden, se trasladaron al que sería su último emplazamiento. Sin duda, estamos ante un lugar verdaderamente especial que, por fortuna, se está recuperando poco a poco gracias a la inestimable ayuda de decenas de voluntarios. ¡Merece la pena descubrir este Monasterio!
Publicidad