TURISMO CULTURAL
Museo Guggenheim de Bilbao: 5 curiosidades que no te dejarán indiferente
El Museo Guggenheim es uno de los grandes símbolos de la ciudad de Bilbao. Es hora de descubrirlo a través de estos curiosísimos datos.
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El Museo Guggenheim de Bilbao es uno de los museos de arte contemporáneo más espectaculares de España. Fue diseñado por el canadiense Frank O. Gehry y respaldado por la Fundación Solomon R. Guggenheim. Se inauguró a mediados de octubre del año 1997, por el rey Juan Carlos I.
Ahora, cuando se han cumplido más de 20 años desde que el Museo Guggenheim de Bilbao abriera sus puertas, es el momento perfecto para descubrir algunas de las tantas curiosidades que esconde. Estamos absolutamente convencidos de que ninguno de estos datos te dejará indiferente.
Una firma ¿a ciegas?
El origen de su construcción se remonta a una comida informal donde se decidió que el Museo Guggenheim que iba a abrir sus puertas en Madrid se trasladara a Bilbao. Entre los asistentes se encontraba Ernest Lluch, que fue asesinado por ETA. Lo curioso de todo es que a Thomas Krens, el que fuera en ese momento director de la fundación, lo llevaron en helicóptero a Vitoria para que no viera Bilbao. No querían que se echara para atrás después de ver el aspecto que, en ese momento, presentaba la zona donde iba a construirse el Museo.
Un perro ¡de 12 metros de altura!
Puppy es uno de los elementos más característicos del Museo Guggenheim. El perro de acero, obra de Jeff Koons, está recubierto de plantas naturales. En cuanto a sus características técnicas, cuenta con 12 metros de altura, 15 toneladas de pesos y, aproximadamente, 40.000 plantas y flores. Muchos son los que bromean al asegurar que, en realidad, este Museo se trata de nada más y nada menos que la caseta de Puppy.
La araña cuenta con un significado muy especial
Mamá, que así es el nombre que tiene esta escultura, es de bronce, acero inoxidable y mármol y cuenta con casi 9 metros de altura. Es una obra de Louise Bourgeois, cuya madre era tejedora. De ahí que, con este trabajo, la artista quisiera rendir un precioso homenaje a su progenitora.
El Museo no siempre se vio con buenos ojos
Aunque en estos momentos el Museo de Guggenheim es motivo de orgullo para los habitantes de Bilbao, lo cierto es que no siempre fue así. Y es que cuando se inició este proyecto, muchos fueron los que no estaban de acuerdo. Es más, llegaban a decir que el edificio parecía una lata de espárragos. Un claro ejemplo lo vemos en Jorge de Oteiza, que llamaba “fábrica de quesos” a este edificio aunque, con el paso del tiempo, se fue reconciliando con él.
Las casualidades existen
Lo cierto es que el titanio no iba a utilizarse para este edificio, sino el acero inoxidable. Es entonces cuando Frank Gehry, en un día de lluvia, se encontró un trozo de titanio en su taller y lo colocó fuera de su lugar de trabajo. Al ver la tonalidad que obtenía, supo que ese era el material que debía utilizar. Por lo tanto, según el momento del día y las condiciones meteorológicas, 33.000 planchas de titanio que cubren el Museo Guggenheim de Bilbao cambian su color. De los 24.000 metros cuadrados de superficie, un total de 11.000 metros cuadrados son utilizados para diversas exposiciones.
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