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El pueblo de Cuenca donde está "El Escorial de La Mancha" y es uno de los más bonitos de España

En Uclés, un pueblo de Cuenca, se encuentra un monasterio que es conocido como "El Escorial de La Mancha". Te contamos todo lo que sabemos de él y lo que puedes visitar en uno de los pueblos más bonitos de España.

Monasterio de Uclés

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En muchas ocasiones te hemos hablado de municipios de Castilla-La Mancha que merece la pena visitar, como por ejemplo, el pueblo más pequeño de Cuenca que tiene solo 11 habitantes. Pero... ¿conoces Uclés?.

La localidad de Uclés se encuentra en una de las laderas del final de la Sierra de Altomira, rodeada de un paisaje poblado de pequeños cerros y mesetas, con cultivos de cereales y girasol, típico de este rincón de La Mancha Alta Conquense.

El casco urbano está condicionado por la suave pendiente del cerro, coronado por el monumental castillo de origen árabe y el impresionante monasterio. De la antigua fortaleza sólo quedan tres torres en pie, las del Póntido, el Palomar, un lienzo de muralla y la torre albarrana. La villa medieval tenía un cerco de muralla del siglo XII, que fue ampliado en el siglo XVI, del que queda en pie sólo la Puerta del Agua o Arco de la Fuente.

Muchos son los detalles que conforman Uclés como una población típicamente castellana, como las casas solariegas, de las que destaca la casa de Pareja y Cedillo, la casa-palacio de los Torres, Velázquez y Cárdenas y los Fernández y Contreras.

Pero... ¿Sabías que el Monasterio de Uclés es conocido como "El Escorial de La-Mancha"?

El Monasterio de Uclés

El Monasterio de Uclés está construido sobre el antiguo convento de la Orden de Santiago. Las obras del Monasterio Convento de Santiago comenzaron en el siglo XVI. El conjunto lo forman la iglesia, edificio monacal y restos de la antigua fortaleza. Se encuentra sobre una plataforma natural impresionante, ocupando un kilómetro cuadrado rodeado de murallas, torreones, contrafuertes y bastiones, y fue declarado Monumento Nacional en 1931.

Del castillo primitivo quedan en pie las torres del Palomar, el Póntido y la Albarrana, ésta última reformada en el siglo XVI, para convertirse en la torre del homenaje. El castillo no es visitable.

Destaca al suroeste la puerta de Sicuendes y en dirección oeste-norte una muralla en forma de dientes de sierra. En la ladera este, tras una fuerte pendiente, se encuentra enclavado el casco urbano.

El monasterio es de planta cuadrada con patio central, claustro de dos alturas y nueve arcos de medio punto por cada lado, sobre pilastras de planta cuadrada; el deambulatorio está cubierto con una bóveda de cañón con lunetos y arcos formeros, resaltados en piedra. En el centro del patio hay un aljibe en piedra caliza y decoración barroca, con el escudo real a un lado y en el otro el de la Orden.

El ala oriental del edificio es de estilo plateresco, construida entre los años 1530-1550, con balcones y ventanales con rejería, abocinados y ornamentados con conchas y tallas en bajorrelieve, con repetición de conchas y del motivo de la cruz de Santiago. El ala norte corresponde a la iglesia y tiene un sobrio estilo herreriano con dos puertas de acceso con escalinata. El ala occidental fue construida en el siglo XVII, en estilo herreriano, y tiene tres plantas. El ala sur, levantada en el siglo XVIII, cuenta con una gran portada churrigueresca, realizada en 1735 y atribuida a Pedro Ribera.

En su interior alberga una extraordinaria escalera bajo cúpula elipsoidal sobre pechinas decoradas en forma de concha y otra de estilo imperial, donde destaca el esviaje de los arcos. La sacristía es de estilo plateresco, con cubiertas de lacería gótica. El refectorio conserva un artesonado de extraordinaria calidad, con casetones hexagonales, combinado en su interior motivos vegetales y medallones con la efigie del emperador Carlos V, la muerte y diversos personajes.

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