La sorprendente historia que hay tras la cruz del altar de Notre Dame, intacta tras el incendio

La Catedral de Notre Dame es uno de los lugares más visitados, año tras año. Eso sí, el pasado 15 de abril recibimos una de las peores noticias: Un fuerte e inesperado fuego destruyó gran parte de la estructura. Fue algo completamente sorprendente, pero que logró unir a todo el mundo.

Con este incendio en la Catedral de Notre Dame, símbolo del cristianismo y con más de 800 años de antigüedad, quedaron completamente destruidas las cubiertas, parte de la bóveda y, por supuesto, la mítica y espectacular aguja. Pero eso sí, varias cosas fueron las que permanecieron intactas.

Entre los escombros, el humo y las llamas, se mantuvieron varias cuestiones en pie: El altar, la imagen de la Virgen con su hijo Jesús en brazos y, sobre todo, una espectacular y brillante cruz dorada. Esta última pieza es de madera, pero está recubierta por un encofrado de oro. Es una de las grandes obras del escultor Marc Couturier, uno de los más importantes de Francia.

Ahora bien, ¿por qué decidieron instalarla en este preciso lugar? Muy fácil. Allí se ubicaba la anterior cruz que desapareció durante las obras de restauración de Notre Dame que tuvieron lugar en el siglo XIX. Se tenía que reparar la Catedral después de los graves daños sufridos tras oleadas revolucionarias. ¡Pero no todo salió tal y como imaginaban!

A pesar de que esta cruz se haya colocado “recientemente”, se ha convertido en uno de los grandes emblemas de la Catedral. Ha sido protagonista, indudablemente, de una de las imágenes que quedará por siempre en nuestra memoria: Todo destruido, menos esa espectacular cruz de oro. Muchos han dicho que es algo así como una señal, lo que es evidente es que tuvimos suerte con el material con el que se realizó.

Su punto de fusión puede llegar a alcanzar los 1.064ºC. Por ese mismo motivo, la obra del escultor Marc Couturier logró sobrevivir a pesar de estar horas entre las llamas. Sea como sea, es evidente que esta cruz continuará dando mucho que hablar. ¡Y más aún cuando se realice la reconstrucción de Notre Dame!