CASTILLA Y LEÓN
Torre del Gallo de la Catedral de Salamanca: esta es su curiosa historia
Es el momento perfecto para descubrir la historia de una de las torres más sorprendentes que podemos encontrar en la Catedral de Salamanca: la Torre del Gallo.
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No es ningún secreto que Salamanca es una de las ciudades más sorprendentes, histórica y culturalmente hablando, de nuestro país. Pasear por su casco antiguo es una auténtica delicia porque, entre otras tantas cuestiones, nunca deja de sorprendernos. Siempre encontramos una excusa perfecta para regresar a esta ciudad.
Es el momento de conoceruno de los animales más famosos de Salamanca, más allá de la rana que podemos encontrar en la fachada de la Universidad. Estamos hablando de un Gallo que, en esta ocasión, está situado en la Catedral Vieja. Muy pocas personas se fijan en él pero, desde luego, es uno de los grandes símbolos.
Si paseas por la plaza de Juan XXIII, por la calle Tentenecio o si realizas la subida a Ieronimus, puedes apreciar el espectacular cimborrio que se eleva sobre el crucero apoyado en cuatro impresionantes pechinas. Se conoce popularmente como la Torre del Gallo, ya que este animal corona la veleta de la torre.
Se trata de un gallo de chapa que ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo y, además, está asentado sobre tres bolas cuyo objetivo es defender la cúpula de posibles rayos. Pero ¿cuál es el verdadero significado que esconde este animal, situado en la Catedral Vieja de Salamanca?
Su presencia está estrechamente relacionada con ese país que tiene un gallo como símbolo a nivel nacional. Estamos hablando, cómo no, de Francia. Debemos tener en cuenta que este gallo está presente en diversos campanarios de las iglesias de este país, así como en los memoriales de aquellos caídos en la primera de las guerras mundiales, entre otros tantos monumentos.
En el aspecto religioso, este animal se ha convertido en todo un símbolo de fe y esperanza. Es más, en la Revolución Francesa llegó a tener un importante papel, al convertirse en el sustituto de la preciosa flor de lis dinástica. Ahora bien, después de todo, ¿qué relación tiene, precisamente, con Salamanca?
Básicamente por Jerónimo de Perigord, el obispo que mandó construir la Catedral Vieja. Debemos tener en cuenta que fue él quien se encargó de restaurar la Diócesis de la ciudad en el año 1102 tras haberse llevado a cabo la repoblación. Por si fuera poco, cabe destacar que esta espectacular Catedral se comenzó a construir en ese área donde estaban asentados los franceses.
Por lo tanto, es evidente que esa influencia fue absolutamente clave para que el cimborrio de este templo estuviera presidido nada más y nada menos que por un Gallo. Un dato curioso a tener en cuenta es que la figura que vemos en la actualidad no es la original. La primera de ellas se conserva en la capilla de Santa Catalina de la Catedral de Salamanca después de que, en el año 1927, se decidiera instalar en su lugar una réplica.
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