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Viaja que algo queda

Las ventajas de viajar: 6 cosas que mejorarán en tu vida gracias a los viajes

Puede que tengas a personas a tu alrededor que se pregunten por qué viajas tanto. Además de lo que no puedes explicar, porque solo se puede sentir, puedes contarle que en tu vida ha mejorado todo esto gracias a los viajes.

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Turismo Pixabay

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¿Por qué amamos tanto viajar? Cuando tratamos de explicarlo, siempre tendemos hacia lo mismo: porque nos gusta vivir nuevas experiencias, porque nos gusta conocer lugares nuevos, porque nos gusta estar en continúo movimiento, porque nos gustan las emociones... Todos los amantes de los viajes sentimos esto, y sentimos aún más.

Ahora bien: para algunos esto no es suficiente. Aunque querer viajar es cada vez un sentimiento que comparten más personas, sigue habiendo quien parece no terminar de entenderlo. Para esas personas también tenemos respuestas en forma de aspectos que han mejorado en nuestra vida gracias a los viajes.

Por ejemplo, la orientación. Es probable que ni siquiera lo hayáis percibido, pero desde que viajáis a otros lugares vuestra orientación ha mejorado. Es lógico teniendo en cuenta que cuando estáis en un lugar nuevo os esforzáis por potenciar este punto, y con la práctica es algo que ha mejorado de manera permanente en vosotros.

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Viajar | publicdomainpictures.com

Estamos convencidos de que también ha mejorado la forma en la que veis el mundo. Y sí: ha mejorado. Porque antes de empezar a viajar, nuestros ojos estaban medio cerrados ante el inmenso planeta que tenemos ante nosotros. Poco a poco los vamos abriendo, porque vemos otras culturas, vemos otras realidades, vemos otras sociedades, y eso nos hace más sabios, más tolerantes y más comprensivos.

Y nos volvemos más atentos, con todo. Con lo que se ve a simple vista y con lo que cuesta un poquito más. ¿Por qué? Muy sencillo: porque viajando desarrollamos la capacidad de mirar a cien lugares al mismo tiempo sin querer perdernos nada. Eso nos ayuda a permanecer más atentos a lo que tenemos alrededor en todo momento.

Además, también nos ayuda con los idiomas. No, no vais a aprender ruso por mucho que visitéis San Petersburgo cada dos años, pero a medida que escuchamos a otras personas hablando en otros idiomas, nuestro oído se afina y también nuestra facilidad, nuestra predisposición y nuestras ganas de aprender. Y, sin duda, mejora nuestra soltura a la hora de hablar en una lengua diferente, algo que seguramente todos vosotros habréis podido comprobar.

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Viajar | Pixabay

Cuando estamos en nuestro hogar, no solo cuando viajamos, también advertimos algo: lo valoramos más. Puede que hayáis descubierto que vuestro sitio se encuentra a miles de kilómetros de donde habéis nacido o del lugar en el que estáis viviendo, pero seguramente hayáis aprendido a valorar ese monumento tan importante de vuestra ciudad que antes teníais olvidado porque simplemente formaba parte de vosotros desde pequeños, y nunca le habíais mirado con los ojos de quien está descubriendo algo nuevo. Viajando, cuando empezamos a tener pensamientos como “qué pensaran los habitantes de Milán cada vez que pasan frente al Duomo”, empezamos a valorar nuestros Duomos particulares.

También mejoran, por supuesto, nuestras habilidades sociales. Por la misma razón por la que parece más fácil aprender un idioma cuando te prestas a, precisamente, prestarlos atención. Viajando se conoce gente, es indudable. Gente de otros países, con otras culturas, con los que quizá nos cueste más entendernos en un principio. Y nos esforzaremos por lograrlo, por eso mejoraremos como personas sociables.

Y se nos quedan cosas en el tintero, porque cada persona es diferente, cada viaje es único y cada uno saca sus propios aprendizajes de cada experiencia. Lo dicho: a seguir viajando.

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