PORTUGAL
Alentejo: el Portugal más cautivador
El Alentejo es la zona más injustamente desconocida de Portugal. Se sitúa en el centro-sur del país luso, entre el Tajo y el Algarve. Literalmente en portugués su nombre significa “allende el Tajo” (além Tejo); más allá del Tajo.
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Esta región va del mar a la montaña y está llena de suaves colinas; un paisaje ondulado que verdea en el otoño y se matiza con los cálidos ocres de esta estación del año. Sus campos están llenos de olivos y vides, que le confieren su particular simetría al paisaje, y salpicados de alcornocales bajo los que pastan ovejas, rojizas vacas y el “porco preto” (cerdo negro) alentejano.
Es la zona menos poblada de Portugal y, por ello, la más tranquila. En el Alentejo se respira otro ritmo de vida, un ritmo pausado y calmo, como el popular “cante alentejano” que los hombres entonaban abrazados y que hoy se considera Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El Alentejo litoral linda por el norte con Setúbal y tiene alguna de las playas más bonitas y desconocidas de Portugal. Pero en esta época del año vamos a visitar alguno de los lugares de interior llenos de encanto.
Vamos a conocer Odemira, un pueblo que se encentra a menos de 30 kilómetros de la costa y que rodeado de paisajes naturales ha cautivado a personas del mundo entero. Situado junto al Atlántico, su paisaje tiene una gran diversidad geográfica: el mar, el páramo, la llanura y la montaña. Está atravesado de norte a sur por el rio Mira, que nacido en la sierra de Caldeirâo va a desembocar en Vila Nova de Milfontes, marcando su paisaje y la vida de sus habitantes completamente.
El pueblo vivía de la pesca, la agricultura y la ganadería y su población estaba muy diseminada; por ello, en su entorno proliferaban los oficios más tradicionales: cesteros, tejedores, carpinteros, alfareros, herreros y un largo etcétera que subsistían con oficios de siempre. Hoy se intentan mantener estas tradiciones y conseguir que sean un medio de vida que potencie la economía tradicional y la sostenibilidad del entorno.
Entre sus pequeñas fronteras presumen de tener habitantes de casi todas las nacionalidades del mundo, ni más ni menos que el ochenta y cinco por ciento de los países del mundo tienen su representación aquí; en su mayor parte artistas de todos los ámbitos.
El boca a boca ha hecho que el pueblo se haya repoblado de personas relacionadas con el mundo del arte: pintores, bailarines, fotógrafos, alfareros, cesteros, tejedores y un sinfín de oficios artísticos, conviven creando un universo creativo y cosmopolita. Desde la asociación CACO (https://cacoartesanato.pt) se busca potenciar y dar visibilidad a todos los que mantienen las tradiciones y realizan hermosos productos con sus propias manos para disfrute de todos. Buscar una forma de vida más auténtica y conectada con el entorno no es una utopía, es una realidad en esta localidad; más de sesenta artesanos de la asociación dan fe de ello.
En CACO mantienen una pequeña tienda que sirve de muestrario y en la que se venden los más hermosos objetos artesanales siguiendo patrones tradicionales. Aquí podremos comprar bonitas piezas de cerámica, cestería, vidrío, joyería, tejidos naturales y madera que son un tributo a la belleza y a la tradición que hay que preservar. Una muestra para conocer el legado de nuestros antepasados, la belleza de lo cotidiano y el valor de lo auténtico.
Además es un pueblo que se mueve, que brilla y que se enriquece con el arte de dentro y fuera de las fronteras de Portugal. Una forma de vivir de una manera más tranquila, dando valor a lo que de verdad importa y disfrutando de la naturaleza y la vida real. Un pueblo en la montaña y a escasos minutos del mar, que hay que conocer.
Odemira es una visita imprescindible; un pueblo de suelos empedrados y de casitas blancas encaladas con una franja coloreada en las esquinas. El pueblo que mejor ejemplifica lo que el Alentejo quiere ser: vivir de manera sostenible en el presente bebiendo de la sabiduría y la belleza del pasado. Si conoces Odemira te enamorarás inmediatamente de él, de sus gentes, de sus tradiciones, de su arte y de su deliciosa gastronomía. Uno de los primeros pueblos que tienes que visitar en el Alentejo porque te atrapará irremediablemente.
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