El "Archipiélago de los Inmortales", la isla de Noruega donde está prohibido nacer y morir

A veces en Viajestic os hablamos de lugares realmente increíbles, como la única ciudad de España que está entre dos continentes. Pero lo cierto es que existe un territorio en la tierra en el que habitan más osos polares que personas, el sol desaparece el 26 de octubre y vuelve a aparecer el 16 de febrero, no existen los gatos, es obligatorio llevar un arma, hay una construcción conocida como la Bóveda del Fin del Mundo y en el que no está permitido morirse ni nacer. Podría parecer el argumento de una película, pero se trata de la vida real.

Estamos hablando del archipiélago noruego Svalbard, a unos 1.500 km del Polo Norto. Su capital, Longyearbyen, es la ciudad poblada más septentrional del planeta, fundada en 1906 por el empresario estadounidense John Munro Longyear.

Si vives o estás pensando en ir a vivir a este lugar, es muy importante que sepas que no podrás morir allí. Existe una ley desde el año 1950 que obliga a mudarse a otro país antes de morir; o si, finalmente, lo haces en este archipiélago, serás enterrado en Noruega. Esto tiene un motivo, y se encuntra en el permafrost, la capa de la tierra que está permanentemente congelada. Los cuerpos enterrados en esta zona no llegan a descomponerse nunca debido al frío extremo y podrían dar lugar a la propagación de enfermedades. Este pensamiento se debe a que hace décadas se exhumaron varios cuerpos que habían muerto por la gripe española y aún quedaban restos de este virus.

En el otro lado de la moneda, tampoco podrás nacer en estas islas. El territorio no cuenta con ningún hospital, por lo que semanas antes de la fecha prevista de parto, deberás desplazarte hasta la zona más cercana, en este caso, Noruega. Tras haber dado a luz, la madre y el hijo podrán regresar a Svalbard.

Sin embargo, otra de las curiosidades que más llaman la atención de este lugar es que existe una conocida como Bóveda del Fin del Mundo o Bóveda de Semillas de Svalbard. Se trata de un almacén gigante con semillas de 5.000 especies diferentes de plantas de cultivo procedentes de todo el mundo. Con esto se trata de garantizar la supervivencia de la humanidad en el caso de que se produzca una catástrofe mundial. El edificio está construido en la zona permafrost de la tierra, a más de 120 metros de profundidad y a unos 18 grados bajo cero. Esta bóveda está hecha a prueba de bombas atómicas y terremotos, para evitar por cualquier medio la desaparición total de estas especies.

Otros datos curiosos de este lugar es que no encontrarás ningún gato en su territorio, debido a que en él viven una gran variedad de aves del Ártico y estos felinos se convierten en una amenaza para las aves. Además, el archipiélago está habitado por dos mil personas, mientras que el número de osos polares se eleva hasta los tres mil. Por ello, es casi obligatorio llevar un rifle de gran calibre cuando te desplaces fuera de los núcleos urbanos, por la posibilidad de encontrarse con este animal salvaje.

Sin duda, nos encontramos ante un lugar realmente fascinante y tremendamente desconocido de nuestro planeta. Quién sabe si se convertirá en tu próximo destino de viaje. Eso sí, si quieres visitar este lugar, primero asegúrate de no morir en él.

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