TURQUÍA
Así es Santa Sofía, la mezquita más imponente de Estambul
De planta casi cuadrada, lo más llamativo de su exterior es su preciosa y gigantesca cúpula en forma de media naranja.
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Santa Sofía o Sancta Sophia si usamos su nombre en turco, es la mezquita más importante e imponente de Estambul. Es uno de esos lugares de visita obligatoria cuando se viaja a esta inmensa ciudad de Turquía, aunque hablando de inmensidad no se puede obviar la de esta construcción de planta prácticamente cuadrada. Aunque por supuesto, su aspecto ha ido cambiando con los años y no siempre ha sido igual.
Su historia comenzó en el año 537, momento en que empezó a construirse como basílica cristiana. Después se convirtió en iglesia ortodoxa y no fue hasta el año 1453 que la transformaron en una mezquita. Hoy en día es una gran mole de piedra, repleta de columnas y cúpulas, que le otorgan un exterior robusto y monumental. Pero si es así no es simplemente por gusto de sus arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, sino que tras la conquista otomana en 1453 se ha ido reformando y reforzando para hacerla resistente a su entorno.
La mezquita Santa Sofía de Estambul se encuentra en una zona en la que la tierra tiembla con asiduidad. Los terremotos acostumbraban a causar derrumbes y por eso la mezquita fue restaurada en varias ocasiones y reforzada a su paso. De hecho, sus contrafuertes se incorporaron en el siglo XIV.
No obstante, lo que más llama la atención no es ese aspecto macizo, sino la impresionante cúpula que corona la mezquita. Se trata de una estructura circular de 31 metros de diámetro que se eleva 55 metros del suelo. Se apoya sobre cuatro contrafuertes y dos semicúpulas y dispone de 48 ventanas que permiten el paso de la luz.
De hecho, tal es la cantidad de luz que se cuela por las ventanas que, por dentro, la mezquita de Santa Sofía es gigantesca y diáfana. A diferencia de por fuera, el interior es abierto y espacioso, aunque en sus esquinas se pueden ver los pilares (llamados pechinas) sobre los que se sustenta la construcción. Una construcción compleja, por otro lado, puesto que tiene nada más y nada menos que 104 columnas hechas a base de materiales de otras zonas del imperio otomano. A destacar, las de color púrpura, que fueron traídas de Egipto.
Además, en el interior de Santa Sofía se pueden ver algunos mosaicos bizantinos y otras obras de arte. Todas ellas formaban parte del museo en que se convirtió la mezquita en el año 1931, aunque cabe apuntar que pese a tener a ciertas entidades en contra, Turquía decidió abrir otra vez sus puertas como templo religioso en el año 2020.
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