Basílica de San Francisco de Paula de Nápoles: ¿Quién ordenó su construcción y cuál fue el curioso motivo?

Viajamos hasta Nápoles, una de las ciudades italianas más sorprendentes. En ella podemos descubrir un gran número de construcciones, monumentos y lugares que no dejan indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en la Plaza del Plebiscito, donde está situada la Basílica de San Francisco de Paula.

Para conocer su origen, debemos trasladarnos al año 1809, cuando Joaquín Murat, rey de Nápoles, dio una contundente orden durante la ocupación napoleónica. ¿En qué consistió? En demoler los antiguos conventos del Largo di Palazzo, donde actualmente se sitúa la Plaza del Plebiscito.

Para erigir esa nueva plaza convocó un concurso público. Fue entonces cuando Leopoldo Laperuta, reconocido arquitecto, consiguió ser el encargado de construir este hemiciclo de 38 columnas dóricas. Tenía un gran reto por delante, que era tomar como referencia esa tradición de las plazas porticadas.

No fue hasta el año 1815 cuando el Rey Fernando I tomó la firme decisión de construir una basílica, a modo de exvoto a San Francisco de Paula tras haber podido reconquistar el reino de la ocupación francesa. Tan solo dos años después se convocó un nuevo concurso, que ganó Pietro Bianchi.

A la hora de erigir este templo, el arquitecto suizo mostró grandísimas cualidades de ingeniería. Las obras terminaron en el año 1824, pero no fue hasta 1836 cuando la iglesia quedó inaugurada por el Papa Gregorio XVI, que fue quien le otorgó el título de basílica. Además, le dio la independencia de la Archidiócesis de Nápoles.

Por su forma circular, la Basílica de San Francisco de Paula puede llegar a recordar al Panteón de Agripa. La fachada consta de seis columnas y dos pilares jónicos que sostienen un arquitrabe en el que se puede leer lo siguiente: “D.O.M.D. FRANCISCO DE PAULA FERDINANDUS I EX VOTO A MDCCCXVI”.

En cuanto al interior, llama poderosamente la atención el atrio, que está situado entre dos imponentes capillas. Lo cierto es que encontramos un gran número de pinturas que, desde luego, no dejan indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en “San Francesco di Paola resuscita un morto” de Vincenzo Camuccini, que encontramos en su ábside.

Verdaderamente es una visita indiscutible si estamos pensando en recorrer las calles de Nápoles. Si ya de por sí la Plaza del Plebiscito es una parada obligada, entrar en la Basílica de San Francisco de Paula también lo es. Prometemos que merece muchísimo la pena.