Castillo de San Jorge de Lisboa: ¿por qué se erigió en honor a este Santo y quién lo decidió?

Viajamos hasta Lisboa, para descubrir la historia que esconde una de las edificaciones más sorprendentes que podemos encontrar en la capital de Portugal. Estamos hablando, cómo no, del Castillo de San Jorge. Se trata de una impresionante fortaleza que se sitúa, precisamente, en la colina que le da nombre.

Para saber su historia, debemos viajar hasta la figura de Alfonso Enríquez, considerado como primer Rey de Portugal. A mediados del siglo XII, sus tropas ayudadas por los cruzados aprovecharon la oportunidad que se les presentó para conquistar esta fortaleza musulmana.

Fueron precisamente ellos los que dedicaron este importante triunfo a San Jorge, un mártir cristiano que protagoniza una de las leyendas más conocidas, en las que vence con valor a un dragón. En la actualidad, tanto esta construcción como la colina, llevan el nombre de este Santo que es considerado el patrón de soldados y caballeros.

Debemos tener en cuenta que, tras el histórico triunfo de Alfonso I, este lugar se convirtió, durante el siglo XIII, en nada más y nada menos que la Corte. Eso sí, su máximo esplendor llegó en el siglo XVI, con la integración de Portugal en la Corona española en 1580. En ella no solamente se celebraron grandes fiestas, sino que albergó a muchas personas que hicieron historia, como es el caso de Vasco de Gama.

En el año 1640, como consecuencia de la separación entre España y Portugal, este Castillo de San Jorge comenzó a tener otra utilidad. Y es que adquirió ese carácter militar que mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Cabe destacar que jamás, bajo ningún concepto, fue utilizado como residencia propiamente dicho.

Es importante saber que, desde que se conquistó esta edificación, se fueron llevando a cabo una serie de reconstrucciones y remodelaciones. Sobre todo tras el terremoto de principios de noviembre de 1755, que destruyó gran parte de la capital de Portugal.

A pesar de todo, todavía se conservan un gran número de elementos de esa fortaleza original. Un claro ejemplo lo encontramos en sus terrazas, patios, jardines y hasta 11 torres. Desde todos estos puntos descubrimos una de las mejores vistas al río Tajo que existen en Lisboa. ¡Es un lugar sencillamente mágico!

Por si fuera poco, entre sus muros encontramos una exposición en el que queda perfectamente reflejado el inmenso patrimonio que hay en Lisboa, que data desde el siglo VII a. C hasta el propio siglo XVIII. No podemos dejar de hacer especial mención a ese periodo islámico, comprendido entre los siglos XI y XIII.

En este Castillo de San Jorge, encontramos una cámara oscura desde donde se puede disfrutar de unas vistas únicas de la capital de Portugal, a través de un sistema óptico sensacional. Sin duda, estamos ante una parada más que obligatoria si decides dejarte llevar por el encanto de Lisboa.