Catedral de Chartres: descubre la historia de una de las grandes joyas de Francia

Chartres es una de las ciudades francesas que más encanto presenta. Es un auténtico regalo pasear por sus calles y, sobre todo, conocer la historia de sus monumentos y antiguas edificaciones. Una de las que más turistas recibe, año tras año, es sin lugar a dudas la Catedral de Chartres.

Dedicada a la imagen de Nuestra Señora, cuenta con una historia verdaderamente sorprendente. De hecho, en este mismo lugar, podemos encontrar una de las reliquias más impresionantes de la religión cristiana. Estamos hablando de nada más y nada menos que la túnica de la Virgen María.

Se conocía popularmente como “La Sancta Camisia” y fue cedida por Carlomagno, reconocido emperador, en el año 876. Se trataba de un regalo que le habían hecho durante su histórica visita a la ciudad de Jerusalén. Precisamente debido a la veneración de esta reliquia, Chartres comenzó a ganar cierta relevancia a nivel mundial.

Pero, sobre todo, contaba con un próspero comercio. Había que destacar, sobre todo, cuatro importantísimas ferias que se celebraban en la ciudad francesa aprovechando las festividades de la Purificación, la Anunciación, la Asunción y la Navidad. Todas ellas tenían una estrecha relación con la Virgen María.

Debido a la relevancia cultural e histórica que estaban adquiriendo, Chartres contaba con una de las pocas escuelas episcopales de la época. Fue fundada por uno de los teólogos más importantes, como es Anselmo de Laón, y cerró nada más fallecer. Eso sí, ganó cierta relevancia por la cantidad de estudiantes conocidos que tuvieron en sus filas.

Entre ellos el obispo Fulberto, quien se encargó de la reconstrucción de la antigua catedral. Este obispo era conocido por ser nada más y nada menos que discípulo de Gerberto de Reims. Éste, a su vez, fue conocido en la historia por ser el Papa Silvestre II. Además, Chartres fue cuna de otros tantos nombres señalados como Obispo San Ibo y Juan de Salisbury.

Un año clave para la historia de la Catedral fue 1145. Por aquel entonces el obispo Godofredo de Lèves, con la incondicional ayuda del pueblo, consiguió comenzar las necesarias obras en esa Catedral que, años atrás, construyó el obispo Fulberto. Todo quedó arrasado como consecuencia de un trágico incendio.

Este suceso provocó que los habitantes de la ciudad francesa tuvieran una única preocupación: que se hubiese quemado “La Sancta Camisia”. Una vez se logró apagar las llamas, se dieron cuenta de que la reliquia había sobrevivido. Según el cardenal, gracias a la Virgen María. Por lo tanto, los vecinos quisieron poner de su parte para reconstruir la Catedral.

La historia de este “milagro” empezó a sonar fuerte en diversas zonas del país, incluso del continente. Muchos fueron los franceses que quisieron hacer sus donaciones para poder realizar estas obras. De ahí que, en 1194, consiguieran la recaudación necesaria para poder empezar a trabajar.

Primero quisieron centrarse en la nave y, aproximadamente en el año 1220, la estructura principal quedó completa. Además, se decidió construir nada más y nada menos que unas torres en su fachada principal. Otra fecha a destacar nos hace viajar a octubre de 1260, momento en que la Catedral de Chartres quedó consagrada tras la visita del Rey Louis IX.

Siglos más tarde, un nuevo incendio volvió a hacerse presente. En esta ocasión, en junio de 1836. Esto provocó que las cerchas del techo, realizadas en castaño danés, quedaran completamente destruidas. Edouard Baron, reconocido arquitecto, se encargó de sustituir esa peligrosa madera por una estructura de hierro. Su objetivo era claro: imitar la técnica que previamente se utilizó en una de las catedrales más sorprendentes de Alemania, la de Maguncia.

Lo cierto es que, a pesar de los continuos incendios y las posteriores restauraciones, siempre se consiguió mantener ese impresionante estilo gótico que tantísimo caracteriza a esta edificación religiosa. Por lo tanto, si decides visitar Chartres o esta zona, ¡déjate llevar por lo maravillosa que es su Catedral!

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