ALGARVE

Catedral de Faro: dónde podemos encontrarla y por qué merece la pena visitarla

Ponemos rumbo al Algarve portugués para conocer el origen de una de sus edificaciones más significativas: la Catedral de Faro.

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Viajamos hasta Portugal, concretamente hasta la zona del Algarve. Allí encontramos un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente impresionantes y significativos. Un claro ejemplo es, sin duda, la Catedral de Faro, también conocida como Iglesia de Santa María. ¡Es absolutamente preciosa y, sobre todo, muy curiosa!

La Catedral de Faro, a través de su historia

Este templo fue consagrado y edificado a partir de 1251, dos años después de la reconquista de la localidad portuguesa de Faro por orden de don João Viegas, Arzobispo de Braga. Debemos tener en cuenta que, aunque no hay pruebas documentales, se dice que esta construcción se erigió sobre los restos de una antigua basílica paleocristiana que, con el paso del tiempo, se convirtió en una mezquita.

Es importante destacar que esta Catedral de Faro cuenta con un gran número de elementos arquitectónicos que pertenecen a ese edificio original que data de los siglos XIII y XIV. Un claro ejemplo lo encontramos en las dos capillas del crucero, pero también en su torre campanario. En el año 1271, esta construcción fue entregada a la Orden de Santiago como recompensa. Y todo por los servicios prestados a la hora de hacerse con el poder de este lugar.

Catedral de Faro
Catedral de Faro | Imagen de HugoMPG, licencia: CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Fue en el siglo XIV cuando la Iglesia fue elevada a Catedral y, a lo largo del reinado de don Dinís, sufrió un gran número de ampliaciones. Pasaron los siglos y, en 1577, este templo fue elevado a sede de la Diócesis del Algarve, por lo que se reemplazó a Silves. Años después, concretamente en 1596, tuvo lugar un antes y un después en la historia de esta localidad portuguesa.

Y todo porque tanto la Iglesia como la ciudad fueron saqueadas e incendiadas por las tropas inglesas dirigidas por Robert Devereux, II Conde de Essex. Así pues, de ese estilo gótico, tan solo quedarían en pie las capillas de la cabecera, las paredes de la nave y la torre de la fachada, puesto que los techos de madera y los altares quedaron completamente destruidos.

El interior se reconstruyó posteriormente, a lo largo del siglo XVII y utilizando un estilo manierista. De hecho, gran parte de esos trabajos se enriquecieron en talla dorada. No podemos dejar de mencionar su impresionante órgano, construido en 1715. Como curiosidad, el Rey João V ordenó hacer una copia y ésta fue enviada a la Catedral de Mariana (Brasil) en 1750.

Catedral de Faro
Catedral de Faro | Imagen de Sónia Lopes, licencia: CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Es importante hablar de los terremotos que hubo en los años 1722 y 1755, puesto que generaron múltiples daños en la construcción. Esto hizo posible que se llevaran a cabo otras tantas obras aunque, desde entonces, la Catedral no ha sufrido significativos cambios. Sea como sea, es evidente que este templo supone un excepcional ejemplo en cuanto a los conjuntos artísticos que se desarrollaron en el Algarve portugués en los siglos XVII y XVIII.

Llaman poderosamente la atención el retablo y la sillería del coro que podemos encontrar en la Capilla Mayor de esta Catedral, así como la Capilla de Santo Lenho donde están ubicados muchos relicarios y hasta el túmulo del obispo fundador. Además, hay que destacar los azulejos del siglo XVII pero, sobre todo, los paneles de la Capilla de Nossa Senhora do Rósario. ¡Estamos ante una construcción que merece mucho la pena visitar, qué duda cabe!

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