Catedral de Leicester: historia del lugar en el que se encuentran los restos del Rey Ricardo III

Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la ciudad inglesa de Leicester. En ella, podemos encontrar un gran número de monumentos y construcciones que cuentan con una gran historia detrás. Una de las que más llama la atención es, sin lugar a dudas, la Catedral de Leicester.

Está situada cerca del casco antiguo, de carácter medieval, de la ciudad. Si hay algo por lo que es mundialmente conocida es porque alberga los restos del Rey Ricardo III. Para conocer sus orígenes, debemos tener en cuenta que esta iglesia se construyó sobre unas ruinas romanas.

Además, está dedicada a nada más y nada menos que San Martín de Tours, un oficial romano del siglo IV que tomó la firme decisión de convertirse en obispo. En la Edad Media, la Catedral de Leicester contaba con importantes vínculos tanto con los gremios como con los comerciantes de la ciudad.

Un dato curioso es que gran parte de la edificación destaca por su carácter victoriano. Tanto la torre como la aguja fueron diseñadas por Raphael Brandon, uno de los arquitectos más reconocidos de la época. A pesar de todo, se procedió a su reconstrucción en la década de 1860.

Un año clave de la historia de esta Catedral de Leicester nos hace viajar a 1927 cuando, con motivo de la recreación de la diócesis, St Martin’s comenzó a denominarse como Catedral. En la actualidad, muchos son los turistas que deciden acercarse a esta edificación, entre otras cuestiones, para ver en primera persona la tumba del histórico monarca.

La importancia de la tumba del Rey Ricardo III situada en la Catedral de Leicester

Para comenzar, debemos tener en cuenta que estamos ante el último rey inglés que murió en una batalla. Fue asesinado en 1485, durante la Batalla de Bosworth Field que se llevó a cabo en Leicestershire. Motivo por el cual sus restos descansaron, durante muchos siglos, en Greyfriars. En 2012, estos restos fueron exhumados pero no fue hasta febrero 2013 cuando se confirmó que pertenecían al monarca. Una vez se dio a conocer la noticia, tanto el alcalde de Leicester como el canciller de la catedral acordaron enterrar el cuerpo del Rey en esta edificación.

De esta manera, el 26 de marzo de 2015, el arzobispo de Canterbury dio sepultura a estos restos, tras varios días de actividades y eventos en memoria del monarca. Un dato curioso es que, sobre la tumba, está situada una piedra fósil de Swaledale que pesa, aproximadamente, tres toneladas.

En el interior de la Catedral podemos encontrar una exposición permanente. Entre otras cuestiones, veremos la tela decorativa que tuvo como finalidad cubrir el ataúd del Rey Ricardo III durante ese reentierro. En ese bordado, obra de Jacquie Binns, queda reflejada la historia del monarca, así como el hallazgo de sus restos en un aparcamiento situado cerca de la edificación religiosa.

Dentro de ella, también encontramos una serie de figuras talladas que datan del siglo XIV. Estamos hablando de una construcción que lleva en pie más de 900 años, y cuyos primeros escritos nos hacen viajar hasta 1086. Y todo cuando la iglesia antigua fue reemplazada por una normanda.