FRANCIA
Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Clermont: ¿Sabías que se construyó sobre los restos de hasta tres santuarios?
Viajamos hasta Clermont-Ferrand, en Francia, para conocer la sorprendente historia que esconde la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Clermont.
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Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Francia, concretamente a la zona de Clermont-Ferrand. Allí encontramos un gran número de monumentos y construcciones verdaderamente sorprendentes. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Clermont.
La construcción que encontramos en la actualidad, cuya gran parte data del siglo XIII, fue precedida por nada más y nada menos que tres santuarios cristianos distintos. Por si fuera poco, esta Catedral está erigida en un lugar verdaderamente clave: la cima del cerro que forma el casco antiguo de Clermont-Ferrand. Su color oscuro es tremendamente característico, y eso se debe a que está construida de Piedra de Volvic.
La Catedral de Clermont, a través de su historia
Para conocer su origen debemos viajar al siglo V, cuando San Namace, obispo de la ciudad, ordenó la construcción de una primera catedral, obteniendo el culto cristiano. Además, esta edificación estaba dedicada a los Santos Agrícola y Vital, de los que trajeron las reliquias directamente desde Bolonia.
Debemos tener en cuenta que esta Catedral contaba con nada más y nada menos que una planta basilical, adornada de mármol y también con una nave central y dos laterales, así como con un crucero y setenta columnas. Un dato que se conoce gracias a la descripción que hizo Gregorio de Tours. Esta construcción quedó destruida en el año 760 por orden de Pipino el Breve.
No tardó en arrepentirse de su acto. Hasta tal punto que decidió entregar al obispo de Haddebert una gran cantidad de dinero para contribuir a su reconstrucción, que se llevó a cabo entre los años 764 y 768. A pesar de los esfuerzos, esta nueva edificación fue destruida en 915 por los normandos. El obispo Esteban II hizo posible la construcción de una tercera catedral que fue consagrada en 946.
Debemos tener en cuenta que su construcción fue tan sumamente original que acabó siendo ejemplo de numerosas iglesias que se erigieron con posterioridad. No podemos dejar de mencionar que la cripta, que data del siglo X, cuenta con un deambulatorio rodeado de diversas capillas y que, además, en su interior podemos encontrar un impresionante sarcófago en mármol blanco del siglo IV.
El origen de la Catedral de Clermont que conocemos en la actualidad
Viajamos al año 1248, cuando el obispo Hugues de la Tour tomó la firme decisión de erigir una nueva catedral. En esta ocasión, tras su viaje a París, contó con la Santa Capilla como inspiración. El hecho de erigir un templo de estilo gótico tenía como objetivo afirmar, de forma contundente, su supremacía sobre la ciudad.
El encargado de realizar esta construcción fue Jean Deschamps, reconocido arquitecto de la época puesto que se encargó de diseñar la Catedral de Limoges, así como la de Narbona. El diseño original llamó poderosamente la atención por numerosos elementos pero, sobre todo, por uno: el material utilizado. En este caso, se trataba de piedra volcánica de Volvic que, entre otras cuestiones, destaca por su excepcional resistencia.
Entre 1248 y 1287, Jean Deschamps trabajó sobre el coro en el que San Luis decidió casar a su hijo, el que sería el futuro Felipe el Atrevido, con Isabel de Aragón. Por ese mismo motivo, el Rey financió una gran parte de las vidrieras que salían del mismo taller que los de la Santa Capilla. En 1295 finalizaron las obras del coro, el crucero y comenzaron las de la nave.
Posteriormente, Pierre Deschamps sucedió a su padre hasta 1325 mientras que Pierre de Cébazat se encargó de este proyecto entre 1340 y 1355. A lo largo de los siglos, la construcción de esta Catedral pasó por varias manos. Así pues, entre 1444 y 1474, se colocó un campanario sobre el coro, que fue destruido en 1741.
La Revolución, clave en la historia de la Catedral de Clermont
En esta etapa bélica querían destruir por completo este templo. Fue Verdier-Latour, reconocido benedictino, el que consiguió persuadirlos. Y todo porque les hizo creer que ese lugar podría convertirse en un lugar perfecto para poder concentrar a la población. A pesar de los esfuerzos, no logró evitar que quedasen destruidos el altar, esculturas y diferente mobiliario, así como tres de las torres de los cruceros.
Eso sí, hubo algo que no se destruyó: la Torre vigía, y todo porque tenía una utilidad tan esencial como era dar la hora. La impresionante fachada de esta Catedral, de estilo románico, quedó destrozada en el año 1851. No fue hasta 1866 cuando pudieron reanudar los trabajos para terminar con esta obra. Sin duda, con el paso del tiempo, este templo se ha convertido en un emblema de la ciudad francesa al haber sido testigo directo de numerosos hechos históricos que han marcado un antes y un después en Clermont-Ferrand.
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