SUIZA
Catedral de San Pedro de Ginebra: historia y datos curiosos que debes conocer
La Catedral de San Pedro de Ginebra es una de las edificaciones más importantes que podemos encontrar en la ciudad suiza. ¡Conocemos su historia y algunos datos curiosos!
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La Catedral de San Pedro es una de las edificaciones que más visitantes sigue recibiendo a lo largo de los siglos. Y siendo honestos, no es para menos. Es más que evidente que logra captar la atención de todos los que se acercan hasta la preciosa ciudad de Ginebra, situada en Suiza.
Es el momento para conocer la historia de esta Catedral de San Pedro. Su construcción comenzó en el año 1110, pero no terminó hasta 1230 por lo que hay una importante mezcla de estilos. Se decidió erigir para venerar al Santo que lleva su nombre. Como suele ocurrir en este tipo de edificaciones religiosas, con el paso de los siglos, sufrió una serie de modificaciones.
Un claro ejemplo lo encontramos en la primera mitad del siglo XVI, cuando la iglesia se convirtió en nada más y nada menos que un templo protestante. Por lo tanto, llegó a perder gran parte de esa decoración que tantísimo le caracterizaba. Tan solo quedaron las vidrieras del presbiterio y las sillerías.
Entre otras cuestiones, la Catedral se convirtió en un reflejo de esa influencia que Ginebra llegó a ejercer en la religión protestante. No solamente sirvió como refugio, sino también como lugar para formar a un gran número de pastores que llegaban desde todas partes del continente.
Como dato curioso es importante saber que, en la parte baja de la catedral que ha sido excavada recientemente, existen restos de la época de los romanos. Además, entre los siglos VIII y X, la de San Pedro fue una de las tres catedrales que llegaron a coexistir en ese mismo punto. El edificio que conocemos actualmente surgió de una catedral de uso eclesiástico mientras que las otras dos terminaron siendo absorbidas en el siglo XII precisamente por la ampliación del edificio actual.
La estrecha relación de la Catedral de San Pedro con Juan Calvino
Todo comenzó, aproximadamente, en 1535. Por aquel entonces, Juan Calvino llegó a la ciudad suiza con un propósito: escapar de la persecución de los reformados franceses, iniciada por Francisco I. Algo que generó consecuencias verdaderamente negativas, como es el caso de la ruptura total con el Papa. De ahí que, por este y tantos motivos, se decidiera desterrar a Calvino.
Tiempo después, quiso regresar a Ginebra con un objetivo claro: acabar con la iglesia católica. Lo hizo a través de una serie de reformas que no solamente afectaron a la iglesia, sino también a toda la sociedad. Inevitablemente, la ciudad terminó convirtiéndose en un enclave comercial en todos los sentidos, pero sin dejar de lado la fe.
Con el paso del tiempo, la Catedral de San Pedro terminó convirtiéndose en la iglesia madre adoptada por Juan Calvino. De hecho, en el interior de esta edificación todavía se conserva una silla de madera que fue utilizada por este líder de la histórica y conocida Reforma Protestante.
Por si fuera poco debemos tener en cuenta que en Ginebra, por aquel entonces, era obligatorio pertenecer al calvinismo. De no ser así, eran castigados. Si nos centramos en la Catedral de San Pedro, hay que tener en cuenta algo más: la revolución iconoclasta decidió destruir por completo el edificio, incluyendo las imágenes y estatuas.
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