Brujas, probablemente, la ciudad más bonita de Bélgica
8 cosas que tienes que hacer si visitas Brujas
Brujas es considerada como una de las ciudades más bonitas de Bélgica e, incluso, del mundo. Conserva a la perfección la época medieval por lo que perderte por sus calles es una auténtica delicia. Una ciudad llena de encanto con miles de secretos a cada paso que das. ¡Entra y descubre qué cosas tienes que hacer si decides visitarla!
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Brujas es la ciudad más visitada de Bélgica. ¡Y no es para menos! Su centro histórico es verdaderamente mágico por sus canales, sus calles empedradas y sus peculiares casas. ¡Pero no solamente esto tiene su encanto! Sino que existen varias cuestiones que debes hacer si decides visitar esta ciudad tan medieval, considerada Patrimonio de la Humanidad y “la joya de Flandes”.
Comer patatas fritas belgas en Grote Mark
No es ningún secreto que en Bélgica se realizan una de las mejores patatas fritas del mundo. ¡No es para menos! Su elaboración es compleja y tediosa, pero el resultado es asombroso. De hecho, se le conoce popularmente como “el tesoro crujiente y dorado de Bélgica”. Las mejores de todo Brujas se encuentran en esta zona. ¡Te encantarán!
Fotografiarte en el Muelle del Rosario
Este punto es de los más visitados de todo Brujas. Es más, es considerado como el punto más fotografiado de toda la ciudad. ¡Es la más típica de todas! Para encontrar este lugar tendrás que callejear un poco pero, una vez lo descubres, quedarás asombrado con tanta belleza. ¡No puedes irte sin verlo!
Visitar las ocas del Parque Minnewater
Un símbolo más que respetado en Brujas es la oca. ¿Qué hacen todos esos animales en un pequeño parque situado junto a un canal? Tiene una peculiar historia detrás, que forma parte del desarrollo de lo que hoy conocemos en Brujas. Además, por si fuera poco, es considerado como el rincón más romántico de toda la ciudad. ¡Qué bonito!
Probar el mejor chocolate del mundo
No es ningún secreto que Bélgica es el país que fabrica el chocolate más delicioso del planeta. Por si fuera poco, Brujas es la ciudad donde encontrarás los mejores chocolates. ¡Y está constatado! Allí se encuentra la tienda de Dominique Persoone, nombrado como mejor chocolatero del mundo en 2016. No dudes en probar sus bombones, ¡son puro placer!
Beber una Brugse Zot en su fábrica
Bélgica es el país de las cervezas, de eso no cabe duda. Esta marca se elabora en pleno centro de Brujas y cuenta con una historia peculiar. Si visitas la fábrica, justo a la entrada de la misma, verás en el suelo un panel cristal. Allí podrás apreciar los canales por donde pasa, diariamente, la cerveza Brugse Zot para su posterior embotellado. ¡Riquísima!
Sentir la paz de Begijnhof
Podrás presenciar, en primera persona, un Beaterio. Los Beaterios de Bélgica, considerados Patrimonio de la Humanidad, fueron creados en la época medieval. Allí habitaban en comunidad las mujeres huérfanas y viudas. El de Brujas fue creado en 1245 y, en la actualidad, se alojan monjas benedictinas. Sus casas, sus zonas verdes y ese pequeño bosque de álamos te hace sentir una paz verdaderamente mágica.
Pasear por sus canales
Si visitas Brujas, considerada como “la Venecia del Norte”, es pasear en barco por sus espectaculares canales. No tendrás ningún tipo de problema a la hora de encontrar un punto de partida, puesto que hay varios muelles repartidos por toda la ciudad. Gracias a este método, pasarás por rincones escondidos y verás, desde otra perspectiva, esas peculiares y maravillosas casas belgas.
Visitar la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas
En este lugar con tanto encanto se encuentran varios tesoros. En primer lugar, podrás ver la “Virgen con el Niño” del artista florentino Miguel Ángel. Por si fuera poco, presenciarás dos tumbas y un corazón. Es decir, los sepulcros de Carlos “el Temerario” y María de Borgoña. ¿Y de quién es ese corazón? De Felipe “el Hermoso”, marido de Juana I de Castilla y padre de Carlos I de España y V de Alemania. Bien es cierto que el cuerpo se encuentra junto al de su esposa en la Catedral de Granada, pero se le despojó de su órgano más vital para trasladarlo a Brujas, la ciudad que le vio nacer. De esta manera, “Juana jamás tuvo el corazón de su Felipe ni cuando él vivía ni después de morir”.
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