Descubre el pueblo que tuvo que construir enormes espejos para recibir luz del sol

Es el momento más que perfecto para poner rumbo a un rincón verdaderamente sorprendente, concretamente a la zona sur de Noruega. Allí encontramos un pueblo que recibe el nombre de Rjukan y, entre otras tantas cuestiones, llama poderosamente la atención por estar rodeado de imponentes montañas y espectaculares bosques.

Por lo tanto, la belleza es absolutamente incomparable. Aun así, como suele ocurrir en este tipo de casos, hay un pequeño inconveniente: durante los meses de invierno, el impresionante Gaustatoppen, de 1.883 metros de altura, impide el paso de los rayos de sol. Así pues, Rjukan se queda completamente a penumbra.

Como consecuencia de esta situación y por la gran importancia que tiene el sol en nuestro día a día, Sam Eyde, como fundador de Rjukan, recurrió en 1913 a una arriesgada propuesta. ¿En qué consistió? En construir nada más y nada menos que un espejo solar para poder proyectar esos rayos de sol.

A pesar de todo, no fue hasta 2005 cuando Martin Andersen, artista y vecino de Rjukan, decidió retomar esa idea. En 2013 inauguraron los impresionantes espejos. Se trata de nada más y nada menos que un heliostato que está controlado por ordenador, situado en la pared de la montaña cuyo objetivo es capturar los rayos de sol y dirigirlos a Rjukan, tal y como se puede leer en su página web oficial de turismo.

Por lo tanto, lo que parecía una alocada idea ha pasado a ser verdaderamente efectiva. Quien visita este lugar, se queda completamente maravillado por esa impresionante estructura situada a unos 742 metros sobre el nivel del mar que logra iluminar unos 600 metros cuadrados de Rjukan. Así pues, sus habitantes pueden disfrutar de los rayos de sol hasta en invierno.

¿Por qué merece la pena visitar Rjukan?

Si estás pensando en poner rumbo a Noruega, concretamente a la provincia de Telemark, no dejes pasar la oportunidad de pisar Rjukan. No solamente llama la atención por esta curiosa solución ante la penumbra que tenían en invierno, sino también por su impresionante patrimonio industrial. Gracias a ello, tanto Rjukan como Notodden fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad. Y todo porque son el vivo reflejo del paso que se hizo en el siglo XX del carbón a la energía hidroeléctrica.

En la actualidad, todavía se pueden ver algunas de esas espectaculares infraestructuras como las líneas de ferrocarril, túneles, centrales eléctricas... Entre esto, y la belleza de la naturaleza que hay alrededor de Rjukan hacen que estemos ante un destino verdaderamente sorprendente que merece la pena descubrir.