Grandes viajes
Te descubrimos Tuvalu, el verdadero paraíso para unas vacaciones de relax y un lujo diferente
Aunque te parezca mentira, el país menos visitado del mundo es un destino paradisiaco como pocos. Es el momento de que descubras Tuvalu de nuestra mano.
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Imagina poder disfrutar de esas playas paradisiacas de agua turquesa y arena blanca que siempre vemos en las postales, pero hacerlo sin estar acompañado por cientos de turistas en todo momento. Imagina llegar, extender tu toalla y tumbarte en ella para simplemente escuchar el ruido del mar, acompañado de algún que otro sonido de los pájaros o del simple crujir de las palmeras. Parece imposible, ¿verdad? Un lujo fuera del alcance de todos, ya que estos destinos de los que hablamos están ya masificados, ¿no? Error.
Te presentamos Tuvalu, un pequeño país, muy poco poblado, que es además el país menos visitado del mundo. De hecho, se calcula que tan solo se desplazan hasta él unos 1.300 turistas al año. Un número prácticamente ridículo, que nos deja claro que es muy complicado toparte con un grupo de viajeros que perturben tu paz. Y una cifra que no hace justicia a la belleza de un país que, además de gozar de una forma de vida que atrapa a todo el que lo visita, disfruta de algunos de los paisajes más bellos de todo el planeta.
Se encuentra entre Australia y Hawaii, en plena Polinesia, y es precisamente esta enorme distancia que existe con respecto a nosotros, por poner un ejemplo, la que ha provocado que muchos olvidemos Tuvalu como destino turístico. Sin embargo, sólo con decir que en sus territorios nos topamos con cuatro arrecifes de coral y cinco atolones, ya tenemos claro que es uno de esos lugares del planeta que todo el mundo debería visitar.
Allí no encontrarás grandes resorts, enormes discotecas o fiestas en barcos, no. Pero lo que si tendrás será una paz que no se respira en ningún otro destino turístico. Quien visita Tuvalu no tarda en sentir que las playas son prácticamente suyas, por la poca afluencia de gente, y tiene la oportunidad de desconectar verdaderamente del ritmo de vida tan extremo al que estamos acostumbrados. Los locales no sólo reciben a los turistas con los brazos abiertos, sino que les muestran de buena gana su forma de vida y sus costumbres, haciéndoles partícipes de la magia del lugar.
Un lugar en el que los amantes de los deportes acuáticos se sentirán como en el paraíso, al igual que lo harán los de la gastronomía y aquellos que busquen un destino paradisiaco real, sin ruidos, sin grandes masas de turistas, sin agobios, sólo con tranquilidad. Y para quienes se consideren amantes de la fotografía… Otro mundo. Tuvalu está repleto de paisajes que dejan sin habla al menos impresionable, con puestas de sol y amaneceres que parecen sacados de la imaginación de un pintor, y rincones con encanto incluso lejos de esas playas de las que hablamos.
Es cierto que un viaje a Tuvalu, por lo complicado que es llegar allí, requiere un largo tiempo de ahorro, pero si lo que buscas es esto, el verdadero paraíso sin aditivos y sin grandes moles arquitectónicas en primera línea de playa, te merecerá enormemente la pena. Lo que no sabemos a ciencia cierta es si querrás volver a la vida real.
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