PORTUGAL
Estufa Fría de Lisboa: ¿dónde se encuentra y a qué debe su curioso nombre?
Ponemos rumbo a la capital de Portugal para conocer la sorprendente historia que esconde la conocida como Estufa Fría.

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Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Lisboa, una de las capitales europeas con más encanto y que cada año recibe a más visitantes. Allí podemos toparnos con un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente sorprendentes y espectaculares. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la conocida como Estufa Fría de Lisboa. Pero, ¿qué es exactamente? Estamos ante un impresionante complejo de invernaderos de aproximadamente 1,5 hectáreas de extensión.
Se ubica en un lugar especial, como es el Parque Eduardo VII situado en la capital de Portugal. ¿A qué debe su curioso nombre? Todo viene dado por el hecho de no utilizar ningún tipo de climatización, sino únicamente un impresionante entramado de madera cuyas rejillas son utilizadas para tamizar la luz. Algo con lo que se logra protegerlo de las temperaturas frías del invierno pero también del excesivo calor que puede haber en verano.
La Estufa Fría de Lisboa, a través de su historia
En el siglo XIX, en el sitio en el que está ubicada esta Estufa Fría, existía una cantera de basalto. Ésta acabó cerrando como consecuencia de una vena de agua, puesto que dificultaba gravemente los trabajos. Fue entonces cuando un jardinero dio el paso de aprovechar la cueva de la cantera con la firme intención de recoger un gran número de especies vegetales de todo el mundo. Todo ello para tratar de repoblar, de alguna manera, la Avenida de la Libertad de la capital portuguesa. Estos planes se vieron aplazados como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
Las plantas, poco a poco y con el paso del tiempo, fueron creciendo en ese lugar. Fue entonces cuando, en 1926, el reconocido pintor y arquitecto Raul Carapinha se vio sorprendido al encontrarse con este espacio tan peculiar. Así pues, no dudó en proyectar la Estufa, cuyas obras finalizaron en 1930, aunque no fue inaugurada hasta 1933.

Tiempo después, concretamente en la década de los 40 del pasado siglo, modificó el precioso Parque Eduardo VII hasta darle el aspecto que conocemos en la actualidad. Algo por lo que la Estufa también se vio afectada. Y es que su entrada se remodeló para construir no solamente un lago, sino también una amplia sala bajo la alameda del parque. Ese local, durante muchos años, fue utilizado como teatro y, a día de hoy, suelen desarrollarse en él diversos actos culturales.
Lejos de que todo quede ahí, cabe destacar que en 1975 se dio el paso de inaugurar las conocidas como Estufa Caliente y Estufa Dulce, siendo obra del reconocido ingeniero Pulido García. El objetivo de ambas era exhibir plantas tropicales y plantas crasas, concretamente. Algo verdaderamente asombroso y espectacular, qué duda cabe.
La Estufa Fría de Lisboa, a través de sus características
Es importante destacar que ocupa nada más y nada menos que 8.100 metros cuadrados. En un principio, este espacio fue destinado a refugio de plantas de todo el mundo. De hecho, cuenta con especies de diferentes países como son China, Australia, Perú, México o incluso Brasil, entre otros tantos.
No podemos dejar de mencionar la gran cantidad de piedras que podemos encontrar en la Estufa, gracias a las cuales se han podido formar cascadas, rocallas, escalinatas y hasta estanques. Esas piedras son originarias de la cantera de basalto que existía en el mismo lugar en el que hoy podemos encontrar la imponente Estufa Fría.
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