Oceanía
El misterioso color rosa del lago Hillier
En la isla de Middle, a un paso del océano Antártico, es uno de los parajes más curiosos del planeta y, sin duda, de los más impactantes.
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Un brazo de tierra con vegetación de apenas unos metros de ancho es lo único que separa al lago Hillier del océano Antártico, el que baña el sur del continente australiano. Nada llamaría la atención aquí, en la isla de Middle, la más grande del archipiélago de La Recherche, si no fuera por él. O más bien por el color de sus aguas, que son nada más y nada menos que rosas.
A diferencia de otros lugares del planeta, en la que el cambio de tonalidad de las aguas o de la tierra depende de la estación del año o de unas horas concretas de exposición solar o lunar, el lago Hillier es rosa todo el año, del mismo tono que la famosa pantera de dibujos animados.
Con una longitud de 600 metros, es impresionante sobrevolarlo, verlo enmarcado en una vegetación tan espesa y, al mismo tiempo, casi al borde del mar. El por qué tiene este color sigue siendo, dos siglos después de su descubrimiento, todo un misterio. Todo apunta a que es debido a la acción de unos organismos bacterianos, así como a la alta composición salina del agua, pero aún son teorías no definitivas, lo cual hace aún más atractivo si cabe a este paraje deshabitado.
La única manera de contemplar el lago en toda su amplitud es desde el aire, aunque existe la posibilidad de explorar las islas y la abundante flora salvaje del archipiélago de La Recherche en cruceros que parten del puerto de Esperance y que se acercan a Hillier en su recorrido. De hecho, a siete kilómetros de esa ciudad se encuentra un segundo lago rosado, más pequeño, y un sinfín de parajes naturales que bien merecen la pena una larga visita, incluyendo las dunas de más de 50 metros de altura. Acercarse al mirador Rotary Lookout y disfrutar de las vistas panorámicas de Esperance, su bahía, el Pink Lake y las islas de la costa, con el Hillier a lo lejos, es mucho más que una postal inolvidable.
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