Un lugar sagrado en el Tíbet
El lago Namtso, belleza y tranquilidad en un lugar sagrado en el Tíbet
Paz, belleza, tranquilidad, naturaleza y peregrinaje. El lago Namtso es todo esto y mucho más. Un lugar sagrado en el Tíbet situado a más de 4.000 metros de altura. Descúbrelo.
Publicidad
En tibetano, el lago Namtso o lago Nam a secas significa “lago del cielo”, también “lago celeste”. Ambos adjetivos son válidos para describir este magnífico lugar sagrado situado en la meseta tibetana; el segundo de mayor tamaño por detrás del lago Qinghai, que le dobla en superficie.
Con 30 kilómetros de ancho y 70 kilómetros de lago, lo importante del lago Namtso no son las cifras y eso que puede presumir de varias. Además de tener un tamaño espectacular, dentro de los grandes lagos (los que sobrepasan la superficie de 500km), es el lago más alto del mundo. Se encuentra a una altitud de 4.718 metros y, como podéis imaginar, el mal de altura acecha a todos sus visitantes.
Pero, más allá de esto, no hay peligros. El lago Namtso es paz, es tranquilidad, es un lugar sagrado para los tibetanos, uno de los lagos más bellos, importantes y célebres del lugar. El color azul intenso de sus aguas y las impresionantes montañas de las que está rodeado (algunas llegan a sobrepasar los 7.000 metros de altura) te robará el aliento aún más de lo que lo puede hacer ese mal de altura del que muchos sufren al llegar.
Además de poder disfrutar de unas impresionantes vistas desde la orilla, un mirador nos permite observar el paisaje completo. Alrededor del lago existen cuevas que acogen a monjes ermitaños y peregrinos desde hace años; a su vez, éstos acogen a los turistas curiosos que se acercan a la zona. Encontramos también un pequeño monasterio, Thasi Dor.
Una prueba de lo sagrado del lugar del que hablamos la encontramos en las historias que circulan en torno a él. Hace años, decenas de peregrinos se aventuraban a recorrer en invierno las aguas heladas del lago para llegar hasta los cinco islotes que se encuentran en su recorrido, donde pasaban la primavera y el verano, en un retiro muy particular y especial. Cuando las aguas del lago Namtso volvían a congelarse, los peregrinos regresaban... O no.
Publicidad