BÉLGICA
Malinas, la ciudad de los "apagalunas"
Malinas se ha convertido en uno de los lugares con más encanto de Bélgica pero, ¿por qué sus habitantes son conocidos como los “apagalunas”?
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Malinas es una de las ciudades que, inevitablemente, más destaca de Bélgica. Entre otras cuestiones, por su espectacular localización a nivel geográfico. No solamente llama la atención en este sentido, sino también por lo cercana que es su gente y, cómo no, ¡la calidad de su cerveza!
Para todo aquel que esté deseando visitar algún rincón de Bélgica, más allá de las ciudades masivamente turísticas, Malinas siempre es una gran opción. Para comenzar, debemos tener en cuenta que estamos ante una de las seis ciudades del arte de este país. En ella, encontramos un gran número de construcciones y edificaciones que no dejan indiferente a nadie.
Un claro ejemplo lo encontramos en diversas iglesias como la de San Juan o, cómo no, el Palacio de Margarita de Austria. Una de las construcciones que genera más interés, inevitablemente, es la Catedral de San Rumoldo. Se erigió en honor, precisamente, de Rumoldo de Malinas, quien murió en el siglo VIII por dos malineses.
Las obras comenzaron en 1200 y hasta tres siglos después no finalizaron. Llama poderosamente la atención la Torre, que se ha convertido en el elemento más representativo de la ciudad belga. Debemos saber que alcanza una altura de casi 100 metros desde el año 1520. En su interior se encuentran varias exposiciones, pero lo que más merece la pena es visitar la antigua sala del carrillón.
No podemos dejar de visitar otros tantos rincones y construcciones como es el edificio del Ayuntamiento, uno de los más espectaculares del país, así como la Grote Mark. En este lugar, encontrarás una serie de casas, pero también cervecerías y restaurantes que no te dejarán indiferente. ¿Y qué decir del Groen Waterke? Un arroyo que sorprende por su color verde, y todo como consecuencia de las llamadas lentejas de agua.
¿Por qué Malinas, en Bélgica, es conocida como la ciudad de los “apagalunas”?
Como suele ocurrir en este tipo de ciudades, Malinas está repleta de historias y, sobre todo, muchas leyendas. Una de las más consagradas, y por las que debe este mote, nos hace viajar al año 1687, cuando un vecino borracho alertó sobre un incendio en la torre. Los habitantes de Malinas preocupados por el hecho de que la Torre de San Rumoldo, símbolo de la ciudad, ardiera en llamas, decidieron responder con rapidez.
¿De qué manera? Muchas fueron las personas que decidieron congregarse en ese punto con cubos de agua. Y todo con un objetivo: extinguir el incendio en la Catedral. Pero, cuando subieron los 514 escalones, se dieron cuenta que en vez de llamas lo que había visto el vecino era el reflejo rojizo de la luna debido a la bruma nocturna.
Algo que dejó completamente avergonzados a los habitantes de Malinas. Al fin y al cabo, lo que estaban tratando de apagar no era un fuego, sino la luna. La noticia de lo sucedido solo se mantuvo oculta durante unas horas por lo que, desde ese instante hasta la actualidad, los malineses son conocidos como los “apagalunas”.
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