¿Qué ver en Madeira en una escala de crucero?

Madeira es un destino perfecto para hacer una escala de crucero. Esta isla portuguesa tiene mucho que ofrecer, y puede que unas horas se queden cortas, pero pese a eso da tiempo a conocer bastante de ella.

Los cruceros atracan en Funchal, la capital de la isla, y el centro de la ciudad está a unos 20 minutos o media hora a pie desde el barco. Así, una posibilidad si tú vas a hacer escala allí es optar por descubrir solamente la capital. Allí puedes pasear por su casco antiguo, en el que podrás ver callejuelas como la de Santa Maria cuyas puertas están pintadas de diferentes temáticas y son toda una obra de arte. También sentarte a la mesa de algún local para tomarte un café y degustar un delicioso pastelito de nata.

Otra parada obligatoria es el Mercado dos Lavradores, aunque lo más recomendable es pasear por sus puestecitos sin comprar nada, dado que los precios de las frutas y el resto de productos son excesivamente elevados.

Pero eso no es todo, sino que en la parte baja de Funchal también se pueden ver otros lugares muy bonitos como el parque de Santa Catarina. Es muy grande y muy verde, y tiene incluso un laguito con cisnes.

Además, durante una escala de crucero también da tiempo a coger el teleférico y subir a Monte, el barrio alto de Funchal. Desde allí hay unas vistas panorámicas bastante bellas de la ciudad, con el mar al fondo. Pero también se pueden conocer rincones preciosos como el Jardín Botánico.

No obstante, puede que quieras aprovechar las horas que pases en Madeira para conocer más en profundidad la isla. En ese caso, aparte de pasear por Funchal, puedes coger un autobús que te lleve hasta la pintoresca localidad de Câmara de Lobos. Se trata de un pueblo pesquero, pequeño pero muy recomendable, que puede visitarse por libre.

Pero lo cierto es que hay otra opción ideal para una escala de crucero en Madeira: contratar una excursión organizada que te lleve a descubrir Monte y Câmara de Lobos, pero también otras zonas más alejadas como el mirador de Cabo Girão, situado a una altitud de 580 metros, o el mirador del Pico de Barcelos. ¡No encontrarás mejores vistas de la isla que desde estos dos lugares! Y, además, el viaje en autobús tampoco tiene desperdicio.