¿Sabías que Cristóbal Colón también vivió en Madeira? Seguimos sus pasos…

Porto Santo, la segunda isla más grande del archipiélago de Madeira, es todo un tesoro escondido de Portugal, está a tan solo una hora y media de vuelo desde Lisboa o dos de ferry desde la isla grande, la de Madeira y tiene algo que a la titular del archipiélago le falta: una inmensa playa de 9 kilómetros de largo y arena dorada; y no solo eso, tiene además mucho encanto y más historia, la que escribió Colón a su paso por aquí, un paso que incluyó un tiempo de estancia tan notable como para tener su propia casa, una casa que hoy es la Casa Museo de Colón, y su propia fiesta, el Festival de Colón que se celebra del 22 al 25 de septiembre.

Dos años vivió Colón en el archipiélago de Madeira, tenía terrenos en Porto Santo y se cree que fue allí donde empezó a estudiar las mareas que lo llevaron a descubrir un nuevo continente de ahí que no puedas visitar Porto Santo sin pasar al menos una vez por la Casa Museo de Colón; está en el centro del municipio de Porto Santo y en ella, además de exponerse objetos de la época, se exhiben mapas y otros documentos que recogen información acerca de la ruta que siguió Colón camino del Nuevo Mundo, de América.

Además, si visitas Porto Santo hacia finales de septimbre, podrás vivir el festival que se organiza anualmente en recuerdo del mítico navegante: el Festival de Colón es un viaje en el tiempo en toda regla porque lo que se organiza es una representación histórica en la que participa un amplio elenco de actores: el festival empieza con la llegada de Colón a Porto Santo en el S.XV y lo hace recreando el ambiente de la época con todo detalle en las calles de Vila baleira, capital de Porto Santo; este festival es en realidad una recreación histórica que se aliña con danzas exóticas, conciertos, un mercado como eran los mercados en el S.XVI, desfiles, exposiciones... Diversión para toda la familia.

La kilométrica playa de Porto Santo es, según Best European Destinations, la mejor playa en Europa en 2022 algo que sorprende a quienes conocen la isla de Madeira donde las playas brillan, precisamente, por su ausencia; la de Porto Santo, también conocida como la isla dorada, es la playa de todos los madeirenses y un destino muy diferente de la agreste isla principal del archipiélago: Porto Santo es una isla casi plana y de suelo arenoso que atesora además cierta fama en el ámbito del turismo wellness y de salud. En los 46 kilómetros de costa de esta isla destacan los 9 de su famosa playa y, si buscas lo poco de montaña que hay en ella, tendrás que ir al norte, Pico de Facho con 517 metros de altitud sobre el nivel del mar es el punto más elevado de la isla.

El encanto de Porto Santo no se queda en su historia colombina y su playa, va más allá: la arquitectura d esus casas, los molinos en lo alto de sus escuetas columnas, las paleodunas de los acantilados que demuestran que la isla estaba totalmente cubierta de arena, su paisaje de viñedos, sus acantilados con extrañas formaciones geológicas, miradores como el de las Flores o un campo de golf diseñado por Severiano Ballesteros son algunas de las cosas que no querrás perderte en Porto Santo.

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