Un destino poco común
Uzbekistán, ese destino del que nadie habla pero que a todos enamora
Seguro que has oído hablar muy pocas veces de Uzbekistán, y siempre de pasada. Y es que pocos se paran a descubrir este increíble país, repleto de maravillas que el planeta entero ha decidido ignorar.
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¿No es curioso que con lo grande que es nuestro planeta siempre apostemos por los mismos destinos? Todos entendemos el atractivo que tienen ciudades como Nueva York, Londres, París o Florencia, igual que comprendemos que los paisajes de Hawaii o las playas de Maldivas nos atrapen, pero eso no significa que no haya nada más que ver. Imaginamos que la Tierra es tan amplia y variada que nos es prácticamente imposible abarcarla entera, pero lo cierto es que a veces deberíamos abrir los ojos y mirar por nosotros mismos, buscando nuevos destinos que hemos ignorado durante años. Uzbekistán funciona como ejemplo perfecto de esto.
Situado en Asia Central, estamos ante un país del que no todos han oído hablar. Pese a que forma parte de la Ruta de la Seda y, por tanto, recibe visitantes de todos los rincones del planeta durante todo el año, sigue siendo un destino desconocido para millones de personas. Y, sin embargo, podemos estar hablando de uno de los países más sorprendentes del globo, todo ello por la diferencia cultura que existe y por la historia que han contemplado sus muros. Mientras que en Occidente seguimos visitando ciudades con grandísimos rascacielos, aquí las encontraremos amuralladas, repletas de calor y con formas inimaginables.
Samarcanda es el eje de todo en Uzbekistán, sobre todo del turismo. La imagen de su Plaza Registan es la más conocida de la ciudad y del país, algo completamente comprensible. Son tres las madrazas que la forman y que nos muestran la inmensidad del lugar y de la arquitectura, haciendo que nos sintamos pequeños incluso aunque estemos mirando una fotografía. Ya aquí nos daremos cuenta de que el color, sobre todo tonos como el azul, es protagonista en este rincón de Asia, algo a lo que ya no estamos demasiado acostumbrados en nuestra arquitectura y en nuestros paisajes urbanos, si dejamos de lado los semáforos y los carteles luminosos.
Pero Samarcanda no es lo único que tiene Uzbekistán. De hecho, si empezáramos a enumerar, tendríamos que pasarnos horas y horas haciéndolo. Esa es la magia de este país, que es una fuente inagotable de lugares que merece la pena visitar y que quedan en ti, que te enamoran. Para empezar, el espectacular desierto de Kyzyl Kum. Como ocurre siempre con los desiertos, este lugar nos permitirá comprender la inmensidad de nuestro planeta y la fuerza de la naturaleza. No busques nada especial, tampoco necesitarás hacerlo, puesto que lo encontrarás en cuanto pises su arena y contemples esa eternidad de la que hablamos, el horizonte fundiéndose allí donde tu vista no alcanza.
Y junto a la bella Samarcanda y la fuerza de la naturaleza, Uzbekistán nos da la oportunidad de conocer lugares como la ciudad amurallada de Itchan Kala, Shakhrisabz o Bujará, uno de los muchos rincones del país declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Todo ello rodeado de una cultura completamente diferente y atractiva, así como de unas gentes que no te fallarán en ningún momento y que siempre tendrán sonrisas y palabras amables para ti. El interés será mutuo y durante tu viaje podrás disfrutar de conversaciones únicas con aquellos que sienten que lo raro es lo que tú vives cada día, con quienes están acostumbrados a vivir entre la belleza de las ciudades uzbekas.
Una de las principales preocupaciones del viajero (desinformado) de cara a una posible visita a este país es, por supuesto, la seguridad. Quizá por la distancia o por el propio desconocimiento, tendemos a pensar que Uzbekistán no es, precisamente, el destino más seguro del mundo. Sin embargo, actualmente no encontrarás ningún problema a la hora de viajar allí y, de hecho, podrás organizarlo por tu cuenta sin ningún miedo. La seguridad es más que considerable y, además, la gente siempre tratará de ayudarte en todo lo que esté en su mano. Aunque ahora mismo sientas Uzbekistán demasiado lejano e incluso oscuro, sólo necesitarás viajar del avión para comprender que es todo lo contrario, luz y color.
Algo me dice que Uzbekistán no va a tardar demasiado en explotar como destino turístico; es imposible que todas estas maravillas continúen siendo ignoradas por mucho tiempo más. Por eso, es el momento perfecto para dejarte llevar y enamorarte de un país en el que la belleza siempre te rodeará y en el que dejarás parte de tu alma, llevándote tú también la maleta cargada de experiencias, enseñanzas y parte del encanto de un lugar que lleva siglos conquistando a todo el que lo pisa.
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